Comenta: José Antonio
Existen más de cuarenta adaptaciones al cine del personaje de Robin Hood. Hay películas mudas, de dibujos animados, subproductos italianos y grandes producciones protagonizadas por las estrellas más cotizadas en el palmarés hollywoodiense. Sin embargo, en las listas sobre las mejores películas del arquero que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, suele aparecer entre los primeros puestos una versión apócrifa en la que se nos cuentan los últimos días del personaje, ya en su madurez. Me estoy refiriendo a Robin y Marian, película de Richard Lester de 1976, protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn y que nos trajo Julián al Cineclub.
El argumento cuenta el regreso a Inglaterra de Robin Hood y su amigo Little John tras pasar años luchando en las Cruzadas a las órdenes de Ricardo Corazón de León, el monarca por el que lucharon en sus años rebeldes. El tiempo no ha pasado en balde y así se dan cuenta de que el hombre al que pusieron en el trono, se ha convertido en aquello contra lo que luchaban y las cosas siguen exactamente igual en su país. Lady Marian, la eterna novia de Robin, ha ingresado en un convento y ninguno de los dos son ya lo que fueron. Algo que ocurre también con los actores. Ni Sean Connery es ya el James Bond de su juventud, ni Audrey Hepburm es ya el glamuroso personaje que interpretaba en Desayuno con diamantes. Aunque ambos están estupendos en su madurez, lo cierto es que ya no están para muchas cabriolas, ni acrobacias. El tiempo ha pasado para todos y dormir en los bosques ya no es una cosa tan idílica, mientras que en las luchas con espada pueden aparecer los primeros achaques. La antigua prometida de Robin Hood ya está harta de la incertidumbre de no saber si su amado volverá de una pieza cada vez que se embarca en una aventura con los amigotes y por eso ha ingresado en un convento. Le quiere, pero simplemente está harta de tener que esperar a que siente la cabeza. Sin embargo, al protagonizar una nueva rebelión contra el rey todos parecen vivir una segunda juventud y se ven transportados a días que eran más felices y ambos se amaban como dos adolescentes.
La película tiene un claro toque crepuscular, como buena parte de las películas de los 70. Y la Edad Media ya no es ese sitio en technicolor que veíamos en las películas clásicas, sino que es un lugar sucio e implacable. Ricardo Corazón de León ya no es el rey justo y sabio que nos mostraban en las anteriores versiones de Robin Hood y puede ser tan despreciable como el usurpador Juan Sin Tierra. La película contiene una escena en la que Robin se vuelve a enfrentar a su antiguo enemigo el Sheriff de Nottingham, en un combate que está marcado por el respeto mutuo entre dos antiguos enemigos que vuelven a cruzar sus armas. Porque ese mismo efecto rejuvenecedor que tiene para Robin su nueva rebelión causa el mismo efecto en el sheriff que también recuerda los días en que se medía contra un enemigo admirable. Por cierto, que no es la primera vez que ambos actores se enfrentaban. Robert Shaw, que interpreta al sheriff, ya se vio las cara con Connery en Desde Rusia con Amor como uno de los matones que manda la organización Spectra contra 007. Otra curiosidad más es que Connery volvió al universo de Robin Hood en la versión de los años 90 del personaje que interpretó Kevin Costner. En aquella cinta, el actor escocés se ponía en la piel de Ricardo Corazón de León, el antiguo señor de Robin y que aquí le acaba declarando un proscrito. Cerramos el apartado de anécdotas, contando que Victoria Abril tiene un pequeño papel de apenas quince segundos y en una de sus primeras apariciones en la gran pantalla de su carrera. No hay que olvidar que parte del rodaje se hizo en España, por lo que es lógico que los jóvenes actores patrios de entonces aspiraran a algún papel.
La carrera de la pareja protagonista fue de resultados dispares. Mientras que ésta fue la última gran película protagonizada por Audrey Hepburn, la carrera de Sean Connery pasó a estar mejor valorada y empezó a forjarse la imagen que el actor trasmitió en su madurez, protagonizando mejores películas que las que tenía cuando era un jovenzuelo. Una gran película sobre el amor en la madurez.
2 comentarios:
Es una película muy recomendable para todos aquellos que sufrimos de "peterpanismo". El tiempo pasa inexorablemente.
Y escribiendo de pasar el tiempo, guardo ahora mejor recuerda de la película que cuando la vi en el cineclub.
Muy buen comentario, Jose.
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