Comenta: Rubén
A Jim Henson, in memoriam.
A Jim Henson, in memoriam.
¿Quién no ha visto nunca en la tele a la rana Gustavo (Kermit, the Frog en su lengua natal) o a la cerdita Peggy? ¿Quién de los cuarentones del cineclub no recuerda a dos viejos en un palco contando chistes de juegos de palabras en El show de los teleñecos? Todos los que alguna vez vimos un capítulo de Barrio Sésamo y aprendimos con Coco la diferencia entre cerca y lejos le debemos un poquito de nuestra cultura general a un gran titiritero. Sí, amigos lectores, Jim Henson fue un genio. El padre de Los Fraggle, de los Teleñecos y de muchas creaciones más dirigió en 1982 una película que Altea tuvo a bien compartir en una velada con el cineclub: Cristal Oscuro. No fue la única película del titiritero, pues también es obra suya Dentro del laberinto y alguna otra con los Muppets como protagonistas.
Es esta película, que ahora nos ocupa, un tanto oscura, como su propio título y aunque sean marionetas sus protagonistas, encierra un trasfondo bien adulto. La historia es demasiado compleja y oscura para los niño, o eso dicen las críticas, y los adultos no contemplan el asistir a ver una película de títeres, pues fue Cristal Oscuro la primera película en la que todo estaba animado mediante marionetas; desde los personajes principales hasta la más pequeña de las piezas de atrezzo, todo estaba animado por manos humanas.
La película nos traslada a una época remota ficticia, donde hace mil años existía el equilibrio en el mundo de los Urskeks, pero un día esa paz se rompe cuando uno de ellos daña el cristal oscuro, su más preciado tesoro, y surgen dos razas: los Místicos y los Skekses. Unos se dedican a la meditación y los otros tiranizan al resto de seres que poblaban ese mundo. Además, cada una de estas dos razas están interconectadas de alguna manera pues cada vez que uno de ellos muere, muere también un homólogo en la otra raza. He aquí, entonces un rasgo de ese equilibrio que nunca debió romperse. Pero como en todos los cuentos, un individuo de otra raza podrá restablecer el orden y aunque se empeñen los malotes en aniquilarla, siempre sobrevive uno que será un héroe de naturaleza simple y pequeña.
Ese cristal, ese mundo creado por Henson, recoge un poco la idea del anhelado equilibrio presente en todas las culturas; desde la antigua Grecia y su máxima “en el centro está la virtud” hasta las filosofías orientales del zen budista o la búsqueda del yin yang taoísta. El equilibrio, la paz interior, nuestra recóndita armonía pocas veces tangibles siempre rota por nuestras ambiciones, por nuestro egoísmo...
Es, en definitiva, una película que invita a la reflexión desde un punto de vista grave camuflado de infancia. En el fondo, todos tenemos un niño en nuestro interior.
Finalmente, al visionario que revolucionó con un trapo las marionetas al hacerlas de tela en 1955 alguien le cortó los hilos de su vida. Y así, el día 16 de mayo de 1990 los Urskeks, tanto Místicos como Skekses, se reconciliaron; los Fraggles, los Goris y los Curris convivieron en paz; los Dinosaurios revivieron durante un fugaz instante. Todos los Muppets se sintieron desolados y Kermit calló para siempre porque había muerto su padre y su voz. Henson fallecía a causa de una neumonía a la temprana edad de 53 años.
2 comentarios:
Es cierto que el problema de esta peli es que para los niños es demasiado oscura y tampoco llega a ser una película adulta. Quizá al ser su primera experiencia cinematográfica seria con marionetas (sin ánimo de minusvalorar a Los Teleñecos, que eran geniales), puede que se centrara más en el aspecto técnico, descuidando el traducir a imágenes todos esos grandes conceptos con los que la peli trabaja. Yo soy más fan de Dentro del Laberinto, que tiene un mejor acabado.
Sí, Dentro del Laberinto tiene una factura un poco mejor, y aunque también es una película oscura, la trama es un poco más sencilla, más para niños y sin embargo refleja algo que todos hemos deseado alguna vez y nos lo recuerda la película.
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