viernes, 29 de mayo de 2009

2001. La Odisea de una leyenda.

O la leyenda de la Odisea del Espacio.

Propone: Laura
Comenta: Juli

Efectivamente, entre las leyendas del cine encontramos esta joya de la ciencia ficción que nos trajo Laura una noche de febrero de 2009 (qué bien viene el Facebook para estas cosas).
Tengo que decir que la primera vez que intenté ver esta película, yo solo en mi casa, me dormí con unos monos y me desperté en el espacio, pero esta segunda vez conseguí verla. Y es que la costumbre de dormirme viendo una película sólo la practico en la intimidad o cuando veo Dersu Uzala.

La historia es de sobra conocida para cualquier cinéfilo: de repente viene un monolito del espacio a visitar a unos monos enclenques, cuya curiosidad supera a su miedo y tocan el monolito, desarrollando de repente unas habilidades intelectuales que los hace superiores al resto de los monos.


De ahí pasamos al siglo XXI, donde una nave tiene el mejor ordenador jamás construido, que hasta le gana al ajedrez a Kasparov. Esto último no sale en la película, pero es una interpretación particular mía.
Aparece de nuevo el monolito en una luna de Júpiter, y en el viaje, sus ondas le llegan al ordenador, haciéndolo evolucionar y desarrollando en él sentimientos y pecados, como el sentimiento de supervivencia o el pecado de la vanidad. Es así como se empieza a cargar a los humanos que la nave transporta, empezando por unos señores que hibernan mientras llegan a su destino, indefensos ante la electrónica que controla sus constantes vitales. Es mítica la escena en que los dos astronautas se esconden en una cápsula para que HAL9000 no se entere de lo que hablan.

Por último, aparece una habitación con una decoración bastante hortera y demodé, en la que pasan unas cosas muy raras y que desisto de tratar de entenderlas. Así pues, dejo al lector que ilustre este blog con sus comentarios al respecto.

miércoles, 27 de mayo de 2009

La muerte en la era del hedonismo

Propone: Lorena
Comenta: José Antonio

“Las invasiones bárbaras” fue una de las últimas propuestas de Lorena para el Golfa. Se trata de la segunda parte de “El declive del imperio americano” del canadiense Denys Arcand. La película retoma a los personajes de la cinta anterior y sigue mostrando sus vivencias veinte años después. Como no he visto la primera, no puedo hacer las comparaciones de rigor y recurrir a todos los tópicos habidos y por haber sobre las segundas partes, salvo basándome en lo que leído por ahí.
Arcand parte de la base de que vivimos en una sociedad en clara decadencia, tal como fue en su día el imperio romano. Los atentados del 11-S son el inicio de nuestas actuales invasiones bárbaras y vamos de camino hacia una nueva Edad Media. Si esta película hubiera sido hecha cuando estalló la crisis de los c…. ya hubiera estado en su salsa. Pero no nos engañemos, éste no es el argumento de la película, sino el contexto en el que viven sus personajes.
Remy, un maduro y progre profesor universitario, se muere de un cáncer. La situación es lo que provoca la reunión del grupo de amigos de la primera parte otra vez, veinte años después para acompañar a su compañero en sus últimos momentos. A la pandilla se le añade la figura del hijo del enfermo, un yuppie que tiene bastante claro eso de que el dinero todo lo compra, por lo que ya tenemos el conflicto generacional servido. Padre e hijo han estado un poco distanciados por las diferentes ideas que tienen sobre el mundo y en este crucial momento ambos empiezan a reencontrarse. El hijo soborna a medio hospital para que a su padre lo lleven a un área que estaba vacía y en desuso (tanto a la dirección como a los sindicatos), y se las apaña para conseguir drogas que atenúen el sufrimiento de su padre al que la enfermedad de le deja disfrutar ni del placer de beber una copa de vino, logrando que la poli haga la vista gorda en sus visitas al camello.

En la primera parte, la base del argumento es mostrar los diferentes puntos de vista de hombres y mujeres sobre el sexo, en un fin de semana en la casa de campo de uno de ellos. Aquí se va entrando en la madurez y los temas son la inminencia de la muerte, el enfrentarse al dolor, en una sociedad marcada por el culto al cuerpo y el abandono al placer físico y al hedonismo. Son las vivencias de un grupo de amigos burgueses, que han bebido y mamado intelectualmente del mayo del 68 francés y de cómo les ha tratado la vida. Algunos le reprochan que no hay guión, sino que todo es un aluvión de opiniones del director y el guionista sobre todo lo que ocurre en el mundo. Los defensores argumentan que es una visión bastante lúcida sobre la sociedad en que vivimos. Para mi humilde opinión, me satura tanto diálogo tratando de ser la piedra roseta que nos permita interpretar todo y le sobra algo de pretenciosidad. Por el otro, consigue momentos bastante emotivos y alejados de la ñoñería. Llama la atención como todos intentan que ya que la muerte es inevitable, Remi pueda pasar sus últimos momentos feliz como si todo fuera una fiesta y termina dejando un buen sabor de boca.