lunes, 28 de mayo de 2012

¿Se puede?

Propone: Virginia
Comenta: Rubén

La corrección victoriana está indisolublemente unida a la sociedad de los vampiros. Los vampiros son, así pues, decimonónicos en su concepción actual (si exceptuamos a los gusiluces de la saga “quepórculo”, perdón, “Crepúsculo”), porque Stoker escribió su Drácula en este siglo. Por tanto y como cada obra es hija de su tiempo, los amigos de la noche tienen esa moral y modales victorianos de elegancia y cortesía que se entremezclan con la naturaleza rural de su natal Valaquia medieval que constituye su germen.

Con todo, las principales características fueron descritas por el Padre Calmet en 1715 en su Tratado sobre los Vampiros. Creo que no seré spoiler si comento algo harto conocido por todos, como que la corrección y urbanidad de los vampiros pasa por no poder ingresar en domicilios o espacios cerrados si no invitados por sus dueños o moradores, y es una idea interesante porque en la película que hoy comentamos, que yo recuerde, se plasma esta norma en dos escenas, así como que todos los ataques son en campo abierto. Tan abierto que incluso uno es visto por un vecino indiscreto.


Todo este rollo viene para hablar de la película sueca de 2008 Déjame entrar, film dirigido por Tomas Alfredson (su última película ha sido El Topo). Un film que narra una historia de vampiros nada al uso aunque con su tópico romance de amor que hay en toda historia de vampiros, ya sea cinematográfica o literaria. No está claro en la película, sin embargo, si el chico vampiro es chico, chica o qué. Parece ser que en la novela original (del sueco John Ajvide Lindqvist y de título difícil de escribir) él es un castratto, pero no he podido confirmar esta información. Por cierto, que la película tiene un montón de premios.


Pero bueno, la historia más o menos es la siguiente: Oskar, un muchachito sueco de unos doce años, vive en una tranquila barriada de clase media con su madre, sufre acoso escolar por parte de los chulitos de su “cole”. Una noche conoce Eli, a su nueva vecina (diremos vecina en ausencia de confirmación). Eli es una chica de su edad más o menos, de pelo moreno y facciones poco nórdicas, tímida y reservada, pero con el paso del tiempo acaban haciéndose amigos.


Hasta aquí todo va bien (chico conoce a vampiresa, lo normal en la pre-adolescencia, se gustan, hay romance, muestras de amor...), pero claro, la chiquilla tiene que comer y ya sabemos cómo lo hacen los vampiros, sin cubiertos ni nada. Mordisco directo a la yugular. Y acaban con todo el rostro lleno de sangre. Muchos modales, pero no conocen las servilletas. Pero no nos distraigamos, el caso es que la pobre Eli no puede permanecer demasiado tiempo en cada ciudad por una razón obvia (véase el siguiente párrafo) así que un buen día tiene que emigrar y no cuento más.


Ya cuando acabó la película, en el debate posterior al visionado, surgió la duda de cuánto podría durar una comunidad vampírica de 50 miembros, por ejemplo, en una ciudad como Alicante. Supongamos que cada vampiro necesita un humano al día para alimentarse, ¡qué menos que seis litros de sangre diaria para nutrirse!, y que la población de Alicante es de unos 350.000 habitantes. Pues los datos serían que unos veinte años (sin contar los nacimientos en sendas comunidades). El tiempo es demasiado breve, acabaríamos todos muertos en un lapso ciertamente preocupante. Y no creo que los grupos de vampiros sean tan pequeños, quizá se muevan en gremios de cien individuos.

martes, 8 de mayo de 2012

"¡La cerda es mía!"

Propone: Julián
Comenta: José Antonio


Aprovechamos esta racha de cine satánico que llevamos en los comentarios, para hablar hoy de "El exorcista", que Julián trajo recientemente a nuestro Cineclub. Hay otras que están esperando comentario desde antes, pero la colamos delante y así seguimos la línea. "El exorcista" es otro de esos mitos del cine de terror sobre el que se ha escrito hasta la saciedad y del que se ha dicho prácticamente todo. Por eso, a fin de evitar los lugares comunes, voy a tratar de ser un poco más personal en este comentario hablando de lo que la película significa para mi, aunque habrá algunos a los que eso les puede importar un bledo. No leeréis nada aquí de la gran conmoción que causó la peli en su día, ni de los extraños accidentes durante el rodaje que intensificaron su mito (para mi que la cosa tiene más de marketing que de real), ni de la banda sonora de "Tubular Bells" de Mike Oldfield, ni de cosas por el estilo. Nunca he sido un gran fan de la saga de El exorcista y tampoco existe una razón objetiva de por qué. Y eso que con el cine de terror soy más indulgente y siempre le perdono cosas que a otras películas normalmente no les paso. No es que la considere mala, pero es que tampoco me mata y no la termino de ver para tanto. Supongo que influirá el haberla visto por primera vez en el momento inadecuado y con el público equivocado. La vi una tarde, en el año 86, cuando ya habían pasado más de trece años de su estreno y con un grupo de amigos que iban al cine un sábado más a reirse que a asustarse. Claro, no había la atmósfera adecuada. Así, "El exorcista" pasó a simbolizar en mis experiencias cinematográficas el hecho de que yo ya tenía una edad y que el cine de terror ya no me asustaba como cuando era niño. Una teoría que se vino abajo cuando unos meses más tarde vi "El resplandor" en pantalla grande. Y eso que en aquella ocasión intenté reirme también, pero eso es ya otra historia. Supongo que entonces no entendía la enorme diferencia que había entre los directores de ambas, William Friedkin y Stanley Kubrick. De todas maneras debo decir que en el Cineclub pude comprobar que hay gente que todavía sí se asusta con "El exorcista".


A pesar de los contrastes entre Kubrick y Friedkin, hay una cosa que une ambas obras del cine de los 70. Son dos de las películas con las que el cine de terror también se hizo mayor. Las pelis de miedo no volvieron a ser igual después de su estreno. Y eso es así con independencia de lo que yo piense de la película .Y es que hasta "El exorcista" el terror seguía siendo considerado como un género menor, en el que habitualmente ni los directores se tomaban en serio a si mismos.Y durante mucho tiempo los autores del género se habían olvidado de que tenían que asustar, al igual que las comedias deben hacer reir y los dramones, llorar. Y es que se nota mucho cuando una película de miedo se ha hecho después de "El exorcista". Como también se nota en las pelis de fantasmas posteriores a "El sexto sentido". Y es que hay títulos que una vez estrenados, dejan viejas a muchas de las cosas que se han hecho antes. Como después vendrán otras películas que las dejarán desfasadas también. No hablo en este renacimiento del terror en los primeros 70 de "La semilla del diablo" de Roman Polanski porque, a pesar de su inquietante historia, nunca la he considerado como una peli de terror propiamente dicha. Polanski constituye un género por sí mismo.


"El exorcista" se estrenó en el año 1973. Su director William Friedkin ha quedado encasillado de por vida por este título y, de hecho, ninguna de sus obras ha llegado a estar tan encumbrada como ésta. Tampoco ninguna de las secuelas ha llegado siquiera a hacerle sombra y en general todas son olvidables. Por no hablar de la niña protagonista que para siempre quedó asociada al papel de la niña poseída. Se nos cuenta la historia de una madre que ve impotente cómo su hija cae víctima de un extraño mal, sin que los médicos puedan hacer nada por ayudarle. La pequeña muñeca repollo se convierte en un ser insolente y deforme que actúa sin ningún tipo de restricción moral. La madre descubre que lo que en realidad sucede es que el mismísimo demonio ha poseído a su hija y recurre a un sacerdote para que practique un exorcismo. Un religioso que precisamente está atravesando por una crisis existencial y de fe. El filme tiene momentos que han pasado a ser iconos del cine de terror. Ese giro de la cabeza de la niña de 180 grados para decir. "Mira lo que hecho la cochina de tu hija", el vómito verde, el climax final con los sacerdotes intentando exorcizar a la niña...Momentos tan usados e imitados y parodiados en otros productos audiovisuales de la cultura popular, que les han hecho perder gran parte de la fuerza que tuvieron en su día.


La versión de "El exorcista" que vimos recientemente en nuestro Cineclub era el nuevo montaje que hizo su director en el año 2000. Escenas que en su día no se incluyeron en el montaje final, además de pequeños insertos y otros efectos son las novedades que incluye esta versión para tratar de mantener la obra al día y que se note un poco menos el paso de los años. No toda creación artística puede considerarse totalmente acabada, por lo que a veces sus autores no pueden resistir la tentación de volver sobre ellas y hacerles un pequeño lavado de cara, cambiando esas cosas que no les terminaron de convencer del todo y que conforme pasa el tiempo se notan más. El problema de esta revisión es que a lo mejor es que después de tantos años de vivir de escándalo en escándalo y de susto en susto, algunos hemos perdido la capacidad para escandalizarnos y asustarnos. Nos vamos insensibilizando. Hay que recordar que hasta hace muy poco no había ni vídeo, ni DVD, ni Bluray, ni Megaupload, por lo que cada cierto tiempo era normal que las películas se reestrenaran en cines, momentos para los que algunas veces se han aprovechado estos retoques. No creo que en "El exorcista" los cambios que se han añadido en la última revisión pretendieran incluir aquellas cosas que la censura y la mojigatería no le dejaron incluir al director en su día. No hay cosas que te permitan deducir por qué no se incluyeron entonces en el montaje final, salvo no hacerla más larga.

Para terminar, acabaré hablando de las distintas secuelas que ha tenido la peli. "El exorcista 2. El hereje" fue estrenada cinco años después y dirigida por John Boorman y fue vapuleada por crítica y público. He leído algún comentario positivo de algún fan diciendo que Boorman no trató de hacer una peli de terror, sino que era un género más policíaco y aventurero; y como cometió la osadía de dirigir una continuación de un icono del cine, fue convenientemente lapidado. Como no la he visto, ahí dejo el dato. Cuando haga la versión del director de este comentario, ya lo corregiré si tengo que cambiar algo. La tercera parte es del año 90 y su director es el escritor de la novela en la que se basó "El exorcista", William Peter Blatty. Tampoco la he visto, ni conozco el argumento pero, no sé por qué, creo que me la imagino. Seguro que tiene algún toque gore y todo. Y en cuanto a la cuarta parte, que era una precuela, allí ya se roza el despropósito. Inicialmente se contrató a Paul Schrader, veterano cineasta y guionista de muchas de las películas de Scorsese como director. Éste llegó a acabarla y montarla. El resultado final no convenció a los productores que la vieron un poco lenta y aburrida; y contrataron al comercialoide Renny Harlin para hacerla otra vez y rematar una peli de terror convencional tirando a mala. Ironías de la vida, la versión de Schrader acabó distribuyéndose también, aunque sólo en el mercado del DVD. La crítica y el público le dio una valoración más alta que la que se estrenó en cines. Para recochineo se tituló "La versión prohibida". Y digo yo, ¿prohibida por quién?. Demoníacos saludos.