En su segunda incursión en este nuestro cine club, Nando nos propuso Buenas noches y buena suerte, película muy reciente, del año 2005, que supuso el debut como realizador del actor George Clooney. Un debut bastante acertado, añadiría yo. La película nace desde la reverencia a Edward R. Murrow, mítico periodista televisivo norteamericano. Murrow empezó como corresponsal de radio, en primera línea de fuego, durante la Segunda Guerra Mundial y después contribuyó de manera decisiva a la creación del que se convertiría en el más poderoso de todos los medios de comunicación: la televisión. De hecho, el propio padre de George Clooney fue presentador de informativos durante largos años y Murrow era una especie de ídolo para él, y en parte la película es un homenaje, una muestra de la admiración del director (y coguionista) por aquellos periodistas pioneros de ética intachable y férrea voluntad.
Pero la película no es una biografía cinematográfica al uso, sino que se centra en un momento muy concreto de la carrera del protagonista, en una recreación de la época más oscura de la política americana de la posguerra mundial: los mangoneos del senador McArthy al frente del infausto Comité de actividades antiamericanas, creado para evitar la propagación del comunismo en los Estados Unidos, y cuyos métodos de dudosa moralidad bautizaron el periodo con el gráfico nombre de “Caza de brujas”. En este contexto nace el conflicto de la película, y quizás también su mayor flaqueza, ya que nos narra el enfrentamiento entre el senador y el periodista, y la lucha de este contra las presiones que recibe por parte de los poderes que tiene por encima, un conflicto que queda un poco desdibujado, que acaba cuando parece que va a empezar, sin el estallido de intensidad que esperas todo el rato que se produzca y que no llega a producirse. Pero quizás esa resolución agridulce, mezcla de derrota silenciosa y victoria a medias, sea el mejor retrato de lo que empezaba a ser el medio televisivo: una lucha constante y desigual, callada pero implacable, entre el negocio y el servicio público.
Rodada en un glorioso blanco y negro de exquisita factura, punteada por una preciosa música de Jazz, lo mejor de Buenas noches y buenas suerte, en mi opinión, está en la recreación de una redacción de los primeros tiempos de la televisión dónde la precariedad de medios resulta entrañable (el productor debajo de la mesa para avisar al presentador, la música en directo, el humo de los cigarrillos dibujando volutas en el aire, en pantalla…) y remite a toda una época en la que el medio aún estaba en construcción, atisbando apenas la tremenda influencia que tendría en la opinión pública, influencia de la que todos, claro está, iban a querer sacar tajada. La sensación que deja la película es que esa cosa que hoy llamamos “caja tonta” no lo es por naturaleza, no lo ha sido siempre, y no tiene que serlo para siempre. Efectivamente, la caja podría decir aquello de “Yo antes era lista”.
6 comentarios:
Vaya, la peli me gustó al verla, pero casi me ha gustado más el comentario :-)
Bueno Juli, creo que tu modo de expresarte en el email, en mi ha surtido efecto. Y aunque se que mi opinión como una de las eternas ausentes, no tiene relevancia, dejo caer que:
Es un comentario estupendo Pepe, que estoy de acuerdo contigo en la estupenda factura fotográfica de la película, y que me adhiero a esa especie de esperanza en que la televisión hubo un tiempo en que fue lista y de algún modo pueda volver a serlo.
^_-
Me gusta la peli, el tema que trata, la ambientación, su visiíón periodística, cómo McCarthy se parece mucho a esos políticuchos de medio pelo que se sienten perseguidos y que son nuestra salvación...
pero no sé... le falta algo. Quizá esté un poco sobrevalorada.
Jejeje, gracias Laura por volver al blog, se te echaba de menos. A ver si alguien más se da por aludido.
Bueno, señores y señorita....
He aquí un aludido mas, Juli y ahora que dispongo de algo mas de tiempo, con tu permiso (menudo poder de convocatoria tienes jodío... pones el trapo y allá vamos todos como toritos bravíos), apesar de lo irrelevante, carente de interes y poco argumentado de mi comentarío, que para eso ya os tenemos a vosotros, que menudos fieras estais hechos, me gustaría y no podria ser de otra forma, felicitar a Pepe, porque me ha parecido sublime, su comentario y es muy dificil el no estar de acuerdo con su brillante reflexión de la peli que nos ocupa.
Aun así y poner un pero, en mi opinion, a la tele no creo que la hayan dejado nunca ser lista, ni aún en su origen, como de forma brillante se plasma en el film, por desgracía, en mi opinion, y tras mas de 2.000 años de supuesta evolución, aún no hemos salido del pan y circo de los Romanos.
Creo que ahí radica el punto de critica que el director pretende, de forma subliminar y tras el telon del fuerte enfrentamiento con McCarthy y su necia visión del mundo, con una magistral factura fotografica, como ya se ha dicho y con una excelente puesta en escena, cuando el celuloide era en blanco y negro, acompañado de una banda sonora al mas puro y genuino estilo de la epoca .... se me antoja que tras ver la peli, te queda un gusto en la retina y un regusto en la neurona, que te da que pensar y yo no puedo evitar evocar en mi mente, a ese superjefazo al que han de enfrentarse los dos protagonistas y que les recuerda que tiene otros cientos de empleos de los que ocuparse y proteger, cuando en realidad todos sabemos que lo que le importa es proteger su negocio y con el su culo. Y esa pienso que es la clave del debate, que la tele no es tonta o lista, sino que fue, es y será un NEGOCIO, para desgracia de los que esperan algo mas de ella.
Muchas gracias, Nando, por tus amables palabras, pero a tu pero añado el mío: Pues claro que la tele es un negocio, pero no sólo un negocio, es el negocio del espectáculo, el del entretenimiento y el de la comunicación, es decir, tiene un poco de arte, un poco de industria, un poco de servicio público, un poco de espíritu crítico, por citar sólo algunas de las cosas positivas que tiene o podría tener(porque las negativas las conocemos todos). El negocio puede ser inteligente y dar productos de calidad que vendan y generen beneficios. La oposición entre negocio y calidad me revienta, porque no creo que sean enemigos irreconciliables.
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