martes, 1 de febrero de 2011

¡¡¡SINESTESIA!!!

Propone: Laura
Comenta: Pepe



Así, puesto entre signos de admiración, el palabro del título suena a insulto rollo antiguo, como diría nuestro adorado bloguero Si Stebins, pero no, resulta que designa un fenómeno retórico, estilístico, y por qué no decirlo, también neurológico, consistente en que un estímulo que debería percibirse con un sentido produce una respuesta en otro. Así, estamos hablando de saborear sonidos u oír colores. El fenómeno está más extendido de lo que pueda parecer en nuestra expresión diaria, cuando decimos, por ejemplo, que alguien tiene una voz muy dulce o que lleva un vestido de colores chillones. Todo este rollo, os preguntaréis, ha de llevar por fuerza a algún sitio, y no os equivocáis: Nos lleva directos a intentar dilucidar si se puede o no oler una película.

Pues bien, podríamos decir que El perfume ( Tom Tykwer, 2006) constituye un buen intento. Esta “historia de un asesino”, como dice el subtítulo del film, narra la historia de Jean Baptiste Grenouille, un huérfano de la Francia prerrevolucionaria, con un don poco común. Un sentido del olfato prodigioso que le llevará a obsesionarse con la creación de un perfume perfecto, capaz de doblegar las voluntades humanas y que, pudiendo cimentar su gloria, le conducirá a la desgracia.

La película, una coproducción entre varios países europeos, fue un gran éxito de taquilla. No en vano cuenta con profusión de medios para lograrlo. Pongamos algunos ejemplos: Unos actores solventes, entre los que destacan grandes figuras como Dustin Hoffman o Alan Rickman; una cuidada y lujosa ambientación; un guión bien construido y a la vez fiel a la novela de Patrick Suskind; una realización correcta, aunque no exenta de alguno que otro de esos delirios modernetes habituales en Tykwer (director de Corre, Lola, corre). Una decidida apuesta, en suma, por realizar una película europea con calidad, con medios, y que llene las salas de cine. Lo mejor, y lo peor, que se puede decir de El perfume es que podría pasar por una película americana.

Cualquiera que haya leído el excelente material literario del que surge esta película, recordará el tremendo poder evocador de la novela de Patrick Suskind, que crea un universo de aromas y esencias a la vez que se mete de lleno en la mente de su protagonista, que llega a fascinarte y repugnarte a partes casi iguales. Las sensaciones son tan vívidas que son casi reales. Y quizás sea eso lo que no acaba de lograr la película. Corre por ahí una historia, quizás una leyenda urbana, que cuenta que Stanley Kubrik estuvo acariciando la idea de llevar al cine este libro, y que abandonó el proyecto porque no veía la manera de transmitir en pantalla las sensaciones, sobre todo olfativas, que produce la lectura del libro. Es decir, no se veía capaz de provocar en nosotros la sinestesia de oler una película. Tykwer, sabedor de que él tampoco era capaz de hacer una película con aroma, se conformó con construir una buena historia sobre aromas. Y no podemos decir que le saliera mal.

4 comentarios:

JULI dijo...

A veces en el cine es mejor no saborear olores... ¡Quién sabe de dónde vengan!
Sobre el film, podría decirse lo que se dice siempre sobre la dualidad película/libro.

Pepe dijo...

Como curiosidad, los intentos, poco exitosos, por hacer cine oloroso en este artículo de wikipedia:

http://es.wikipedia.org/wiki/Olorvisi%C3%B3n

J. Antonio dijo...

Efectivamente es el eterno debate, sobre qué es mejor el libro o la película.
Yo siempre pongo el ejemplo de que el Quijote está considerada como una de las obras cumbres de la literatura, pero a pesar de que se han hecho muchísimas adaptaciones ninguna de ellas figura entre la flor y nata del séptimo arte. Eso no quiere decir ni que sean malas películas, ni malas adaptaciones.
En el caso de El perfume me parece una buena adaptación. Tan sólo hay una pequeña decepción en cuanto a cómo se ha trasladado a la pantalla dos de los momentos más impactantes del libro: la orgía y el final.
Es una película muy bien hecha, que espero a que anime a quien no se haya leído el libro a leerlo.

Pepe dijo...

Claro, cuanto más potente es el libro, más dificil es adaptarlo. Me atrevería a decir que cuanto más fiel es la adaptación, peor. Merece la pena una reescritura, una nueva visión. Es más arriesgado, pero más interesante. Que conste que a mi El Perfume me gusta, eh! pero creo que le falta algo para ser una gran película.