viernes, 4 de noviembre de 2011

Tres tristes polvos

Propone: Pedro
Comenta: Pepe




Nuestra historia de hoy nos acerca a la vida sexual y afectiva de un grupo de neoyorquinos cuyo nexo de unión y punto de encuentro es un local clandestino donde la única norma es la libertad absoluta a la hora de practicar (o no) cualquier tipo de acto, también de índole sexual. El local, dando título a la película, se llama shortbus, que es el nombre que se le da en USA a los transportes escolares para “niños especiales”, que son más cortos que los que transportan a la “gente normal”. Y hoy nos acercamos a unos cuantos de esos niños especiales que pululan por aquí. Es como si entráramos en un bar lleno de gente y fuéramos de mesa en mesa conociendo la historia que cada uno esconde, sus más íntimos secretos.


Tenemos a una pareja que está pensando en abrir su relación a otras personas. Jamie y Jamie son jóvenes y atractivos. Se quieren pero entre ellos hay algo que no funciona. Uno de ellos está grabando un documental sobre su vida, hecho de retales de películas antiguas y grabaciones de si mismo en posturas inverosímiles. Lo que nadie sabe es que en realidad su película es un testamento, una nota de suicidio.


Sentada un poco más allá, con aire de observarlo todo, está Sofia, una terapeuta sexual que, a pesar de todo su conocimiento sobre el tema, está aquí en busca de su primer orgasmo. Apoyado en un rincón, su marido, Rob, se aburre sin saber muy bien qué hacer. Porque cuanto más hablan del tema, más se dicen lo que se quieren y más se recuerdan lo bien que lo pasan juntos, peor lo pasan, más se detestan más se alejan el uno del otro.


Si pasamos por la sala de proyecciones, y dejando a la derecha el salón de la orgía, en una habitación donde sólo se habla está Severin, una dominatrix profesional que esconde un alma dulce y un nombre dulzón, que regala polaroids con mensajes llenos de sentido y que solo busca encontrar una verdadera relación. Cuando conozca a Sofia, intercambiaran los papeles de terapeuta y paciente y se ayudarán la una a la otra.

Entre estas tres historias principales se entrecruzan unos cuantos personajes secundarios memorables que van desde el maestro de ceremonias y dueño del local, hasta un antiguo alcalde de la ciudad angustiado por no haber hecho lo suficiente en los primeros años del SIDA, pasando por un cándido y hermoso joven que completará el trío de los Jamies. Todos ellos se mueven por el local buscando un poco de felicidad o de sucedáneo de ella, como trasunto de sus propias vidas en un Nueva York post 11S desconcertado y triste.   

Porque aunque empieza con un divertido e intenso prólogo que culmina, literal y explícitamente, con un chorretón de semen salpicando (y quizás completando) un Pollock, y a pesar de que su estructura, sus brillantes diálogos y la profusión de guiños de humor la acercan a la comedia, lo primero que pensé cuando vimos Shortbus en nuestro club fue que era una película muy triste. Que incluso en su final, un sui generis final feliz, estaba atravesada por una inmensa melancolía. Porque en la película te acabas encariñando de los personajes y sus angustias diversas. Y por la certeza última de que la película acaba pero la soledad, los miedos, el desconcierto y la misma tristeza no acaban con ella. 


13 comentarios:

Rubén dijo...

Seguramente ese sentimiento de melancolía que dimana la película pueda deberse a que cada uno nos podemos identificar con un personaje y al igual que ellos no estamos plenamente satisfechos.

Y ahora la nota cómica: ¿creéis que el nombre de "shortbus" (autobús pequeño) está relacionado con el tamaño? ¿No hubiera sido más erótico, quizán el título "bigbus"?

Pepe dijo...

Si vamos por tamaños, igual hubiera sido mejor longbus o largebus, que suenan más a tamaño (pronuncia largebus y verás jajajaja). De todas formas, puede que shortbus no esté mal elegido, pues no recuerdo nada desmesuradamente grande en la película, aunque claro, todo depende de con qué lo compares.

Eso sí, con este comentario hemos tocado fondo. A partir de ahora la calidad de las aportaciones no puede sino subir.

Rubén dijo...

Tan explícitamente implícito. ¿O quizá al reves?
Venga golfos, a remontar la calidad.
El comentario del antiguo primer munícipe neoyorquino pueda ocultar el desazón del gobierno por haber inoculado el virus de la enfermedad, tal y como el rumor de Sánchez Dragó anunciaba.

Pepe dijo...

Yo no veo esa clase de culpa, él lo explica de otra manera, y en lo que dice (a parte de lo del SIDA) está a mi modo de ver la síntesis, la clave, de la película.

J. Antonio dijo...

Creo que Woody Allen dice mucho más sobre sexo enseñando mucho menos. Pero también es verdad que cuando en una película se ponen a reventar cabezas y destripar cuerpos nos llama menos la atención que con las escenas de sexo explícito. De todas maneras esas imágenes de sexo buscan más probar a ver si algún talibán le prohíbe la peli y ya tiene la campaña publicitaria hecha. Y es una lástima, porque este director tiene más que decir que pollas y coños.

Pepe dijo...

Pues yo no creo que sea incompatible lo que cuenta con lo que muestra. Yo he intentado obviar en el comentario la parte supuestamente escandalosa de la película, porque a parte de que pueda ser una estrategia de publicidad, yo lo veo simplemente como una opción más del director, y aquí no lo veo gratuito.

Y además, escandalizarse por cuatro imágenes subidas de tono me parece muy hipócrita en una sociedad donde todos hemos consumido alguna vez, de una manera u otra, pornografía.

Rubén dijo...

Esta sociedad es muy hipócrita. Se censura el sexo que es algo natural (y necesario) pero se consienten los tiros y las bombas; y eso que el odio y la violencia aunque naturales no son necesarias.
Pero en eso andamos, la violencia gratuita que degenera al hombre se aplaude; y el sexo, del que venimos todos, se censura.

AMALIA dijo...

La pelicula es un poco frivola a pesar de que en la ultima parte parece querer convertirse en una metafora sobre las relaciones personales.
Nos hace una reflexion de la importancia del sexo para alcanzar la plena felicidad y para ello nos muestra a distintos personajes insatifeschos e infelices que se encuentran en el short bus donde se conjugan la libertad sexual, la busqueda de uno mismo, la musica y las relaciones humanas.
Si tuviera que decir algo bueno de esta pelicula pues seria la interpretacion de los actores que ademas participaron en el guion a traves de improvisaciones.

En cuanto a lo del SIDA estoy de acuerdo con Pepe, Ruben creo estas rizando el rizo.

amalia dijo...

Perdonad pero no puedo colocar tildes desde este ordenador...

JULI dijo...

Me gusta más el comentario que la película. El director no llega ni de lejos a hacer una película tan completa como Hedwig and the Ungry Inch.
Y sobre el debate paralelo, el SIDA lo inventaron los extraterrestres, que llevaban unas muestras en la nave espacial que aterrizó en Roswel (Nuevo México) en los años 50. Lo transportaban en un compartimento secreto de la nave que los humanos no consiguieron abrir hasta los años 80, mediante un láser especial. La CIA quiso investigar con el virus y se lo inoculó a los cocodrilos de las cloacas de Nueva York. Mike Smith, de los Smith de toda la vida, tenía unos gustos sexuales variados y lo mismo le daba hacérselo con un hombre, con una mujer o con un cocodrilo. El resto de la historia, podéis imaginarla.

Rubén dijo...

Me encanta rizar los rizos porque con frecuencia surgen opiniones variopintas y diferentes puntos de vista.
La película no es otra cosa que una moderna visión eudemonista donde cada uno intenta lograr su felicidad ¿sexual? y que, evidentemente rara vez es tangible. Aunque a veces esa felicidad pase por el abandono definitivo del mundo.

Pepe dijo...

Bueno, Juli, igual me he dejado llevar por el entusiasmo, pero a mi al ver la película por segunda vez para hacer el comentario me gustó más que la primera vez que la vi (últimamente me gustan más las películas cuando las veo sólo, sin audiocomentarios, y eso me preocupa, por si me convierto en un misántropo) El caso es que a día de hoy no puedo decir que en mi opinión sea inferior a Hedwig. Es más amarga, más seria, menos brillante y menos "facilona" por decirlo de alguna manera, pero no creo que sea inferior o menos "completa" como tú dices.

Anónimo dijo...

Hola golfos,
Aquí vienen las palabras del "culpable" de la película, jejeje.
Aunque seré breve, porque es martes y no he ido a currar por indisposición de cuerpo. Dicho así, suena hasta bien... Pues a esta peli le pasa algo parecido: el entorno sexual que envuelve la película, es tan solo éso, un entorno, un escenario. Lo curioso de la peli está en como se puede mostrar algo fresco, a la vez que melancólico, y darle color y estética, risas y momentos de reflexión en temas, varios de ellos sociales, junto con los individuales de cada personaje. No haberos dejado indiferentes con una peli "así" es mi mejor regalo. Y que sigan comentándose las peliculas por el blogg....Juli, una peculiar visión del SIDA!! hablamos prontico.