viernes, 11 de noviembre de 2011

Un poco de plancton, por favor

Propone: Juli
Comenta: Rubén


Cuando el destino nos alcance” es el título por el cual se conoce la película estadounidense de 1973 “Soylent Green”, dirigida por Richard Fleischer y protagonizada por Charlton Heston, Edward G. Robinson y Leigh Taylor-Young; que Julián tuvo a bien traer al cineclub para deleite de los escasos miembros que asistimos.

Aunque yo ya había visto la película en mis años de mocedad, hará ya unas veinte primaveras, pues creo recordad que cursaba aquello de 3º de BUP, recordaba la historia, pero no los detalles, así que me sirvió de bálsamo memorístico esta nueva proyección.

Recordaré brevemente el argumento: La película transcurre en la ciudad de Nueva York, en un futuro no muy lejano (año 2022), que cuenta con más de cuarenta millones de habitantes. El cambio climático ha acabado con los recursos naturales. Hay superpoblación a nivel mundial, escasez de agua y de alimentos. La electricidad se la genera cada uno en su propia casa (los afortunados de tener una) con una especie de bicicleta estática, y la idea no es mala, se podría aplicar a los gimnasios. La gente come unas galletitas llamadas Soylent, producidas a partir de concentrados.



Nuestro protagonista es un policía que tiene que esclarecer el asesinato de uno de los jefes de la compañía productora de galletas, encontrado muerto en su propio domicilio. Un lujoso apartamento con agua corriente, bebidas alcohólicas, alimentos de calidad y muy bien “amueblado”. Siempre ha habido ricos y pobres, y parece ser que en el futuro también los habrá. Por cierto, en ese momento es cuando nos dimos cuenta de cómo se imaginaban en los setenta el futuro; y lo mal que ha envejecido la película en este asunto. Los videojuegos modelo “Atari” eran el mañana, y los televisores planos, ni por imaginación del guión, claro.

Es interesante el dato del mobiliario, pues las mujeres jóvenes son propiedad del promotor de las viviendas y son llamadas así, mobiliario. El pobre difunto tenía una chica de ésas en casa. También su guardaespaldas, que se ganaba un sobresueldo haciendo otros trabajitos.




De vuelta al argumento de la película, el protagonista tiene un viejo compañero, un antiguo profesor que recuerda con nostalgia cuando el mundo no era así y era más parecido a lo que todavía tenemos. Así pues, el policía empieza a investigar el asesinato, consigue unos libros de la compañía Soylent, se los entrega a su anciano compañero quien los lee, y allí se dice que los océanos se han secado.

Entonces, ¿de dónde procede el plancton que supuestamente sintetiza la factoría Soylent para conseguir la variedad Green? Y ahí es precisamente cuando el viejo compañero decide actuar y brindarle las pistas a su amiguete policía. Es horrible el origen del nuevo Soylent Green, sólo hacen falta unas pocas pruebas, pero la única manera de conseguirlas es adentrándose en la fábrica.

Hay que destacar la entrega y sacrificio del deuteragonista. Se encamina a un lugar de eutanasia a la carta. Llegas allí, decides cómo quieres morirte (te dejan elegir hasta el color de fondo), y te matan  mientras ves y escuchas tu selección. Eso sí, sin dolor alguno, todo un detalle. El vejete se recrea en unas escenas de naturaleza que todavía se pueden contemplar mientras suena la “Pastoral” de Beethoven.




Un único dato más, finalmente nadie hace nada por esclarecer la verdad. Como siempre tan cerca de la verdad y tan lejos de hacerla pública, pues el buen policía recibe un balazo en una iglesia. Y ahí acaba la película.

Me encanta, por cierto, la manera que tiene la policía de desalojar y dispersar manifestantes y manifestaciones: emplean una pala excavadora acoplada a camiones que bien podrían ser de basura. Así caben más si accionan el compactador.



Al final del comentario se puede abrir un debate ético sobre los temas que trata la película: la eutanasia, la superpoblación, la falta de recursos y sus soluciones... Sin duda empezaremos todos a escribir sobre estos temas.

No os diré de qué están hechas las galletitas Soylent Green, eso sería destripar la película en exceso, hasta para mí, pero os dejo una imagen de la serie Los Simpsons donde hay una referencia a la película, que por cierto, pasa por ser de culto en Estados Unidos, y se le menciona en varias series, videojuegos y demás.



Obtendréis la respuesta, de todos modos, si unís las primeras Capitales de cada párrafo. Es fácil hacer un acrónimo empleando los conectores lingüísticos.




16 comentarios:

Víctor dijo...

Me voy a permitir la insolencia de ser el primero en comentar (es posible que esto dé al traste con mis posibilidades de obtener algún día el carné, pero me la voy a jugar).

Recuerdo (¡glup!) que esta película la estrenaron en el desaparecido cine Avenida, hoy convertido en oficina de la CAM presta a su vez a desaparecer (espero que ninguno haya sido pillado en el trance, personalmente tengo familiares que, desoyendo sabios consejos, lo están). Estaba clasificada para mayores de 18 años (la película), yo aún no los tenía, pero como el "trailer" me había fascinado, intenté una llamada al cine tanteando las posibilidades de verla acompañado de un adulto: obtuve una negativa sin fisuras por parte de una señora, no sé si la taquillera. Me dejó extremadamente frustrado.

La he visto años después, pero apenas me acuerdo de nada. Excepto que efectivamente había envejecido muy mal --y ahora es aún más vieja. El título, "Soylent green", es un cruce de "soy" (en US "soya", que se usa en cierto modo como sucedáneo en "soymilk", leche de soja o en "soybean", semillas de soja), y "lent", que puede significar "cuaresma", tiempo consagrado a la abstinencia y el ayuno. La recuerdo un poco exagerada y poco convincente, aunque sin duda el destino nos alcanzará algún día, es inevitable pero impredecible. Sorprende a pesar de ello que ya por entonces esta preocupación fuera tan patente en películas como ésta, por sólo esto merece ser recordada.

El comentario de Rubén me ha traído a la memoria un cuento de ciencia ficción sobre la eutanasia: en él uno podía en cualquier momento acudir a cierta institución y solicitarla. El proceso era sencillo, no era condición necesaria ser enfermo terminal. Pero ay, tampoco recuerdo el título. Prometo que intentaré recordar algo más en el próximo comentario...

Rubén dijo...

Recuerdo esa película, pero no soy capaz de recordar el título. Además, me parece que era una especie de espiral de humo y se iban tirando, ¿es ésa, Víctor?

Pepe dijo...

Bueno, está La Fuga de Logan, lo de la espiral de humo me suena que sea de ella, pero ahí la eutanasia no era voluntaria, era obligatoria, y creo que por aquí todos ya estaríamos muertos si cumplieramos sus plazos.

Bueno Víctor, la película es muy de su época, las preocupaciones sobre la superpoblación y la escasez de recursos son muy de la crísis del petróleo de los setenta, los primeros ecologistas, etc.

Efectivamente la película no ha envejecido muy bien y te hace sonreir en ocasiones cuando no lo pretende, pero cuando preparaba la publicación del comentario la recordé con más cariño que cuando la vimos.

Igual me pillo un mal día, Juli.

Pepe dijo...

Quise decir "me pilló en un mal día"

J. Antonio dijo...

Creo que los problemas que tiene la peli en cuanto ambientación son más problemas de ser un título de bajo presupuesto, que de otra cosa. Me parece una correcta peli de ciencia ficción de la que algunos pensarían algo distinto si hubiera contado con el mismo presupuesto para crear atmósferas que Blade Runner por ejemplo. No alcanza la altura de otros títulos míticos de la época como La Fuga de Logan o El planeta de los simios. Sin embargo, es muy interesante porque el futuro que plantea es al que ahora parecemos dirigirnos. Con gobiernos con son incapaces de prestar servicios a los ciudadanos, una superpoblación que es imposible de alimentar y que no puede adquirir una vivienda. En definitiva, un mundo donde los que más tienen no tienen por qué preocuparse porque siempre encontrarán lo que les dé la gana mientras paguen y al resto que nos zurzan. Y si morimos antes una boca menos que alimentar.

Pepe dijo...

En el fondo ya sabíamos que el mundo era así, lo que no sabíamos era que estábabmos en el lado equivocado. Nos habíamos creído que los que no teníamos de qué preocuparnos éramos nosotros.

De todas formas espero que no tengamos que vernos compartiendo una escalera.

Víctor dijo...

Es cierto, hasta ahora teníamos una sensación de seguridad que de pronto ya no es tal: nosotros también podemos ser carne de cañón, no menos que otros. Hoy esta ansiedad está cada vez más generalizada, me parece: ayer mismo hablaba con alguien del insoslayable problema de la superpoblación. Pero los que tienen privilegios, como siempre, los mantendrán; a los que no, nos tocará corralito o lo que venga. De todas maneras, antes que bajo una escalera yo tiro pa la sierra.

Rubén, me parece que la película en que piensas es efectivamente "La fuga de Logan", pero me temo que me explicado mal, para variar: yo me refería en realidad a un cuento de CF sobre el tema. Si lo encuentro o recuerdo el título lo comento, tenía interés.

Es cierto, Pepe, la película es hija de su época, no se adelanta en realidad a nada. Claro, era el tiempo del petróleo y la irrupción de los ecologistas. Ahora recuerdo incluso programas de televisión, un falso noticiario de TVE que no lo parecía (estilo "La guerra de los mundos") que empezaba explicando que la última reserva de plancton se había preservado en no sé donde.

Tendría que volver a ver la película, a lo mejor lo que hoy resulta ingenuo es efectivamente la ambientación y no tanto el guión. Pero me parece que el mismo desarrollo de la idea era un poco naïf ... Iba a saltármela, pero ahora tendré que revisitarla, como dicen los críticos. Cómo se va acumulando la faena, son tantas cosas en la vida... y que dure.

Rubén dijo...

Víctor, no es por desanimarte, pero tratar el asunto del carné es un tema espinoso. Yo llevo he puesto ya tres películas y todavía no me lon dado.

Rubén dijo...

No, Víctor, no te explicaste mal, leí yo mal. Dices "cuento" en tu primer comentario, pero al leerlo, vi película.

J. Antonio dijo...

Faltan once años para llegar a ese negro futuro que nos plantea la peli. Que se cumpla o no dependerá del camino que elija. Hoy por hoy, parece que la tendencia es más acercarnos a él que alejarnos.

Víctor dijo...

Sí, Rubén, me estoy dando cuenta. Me arrepiento de haber mencionado lo del carné, pero ya es tarde.

Lo cierto es que con esto de los grupos, asociaciones, etc., el tamaño sí importa. Si el grupo es muy, demasiado grande, pues uno puede sentirse más perdido que un pulpo en un garage y hasta desalentarse antes de encontrar un subgrupo (esto para los que tengan mentalidad matemática) en el que encajar. Si el grupo es pequeño, por contra, y con una larga historia, pues entonces prevalece la amistad preexistente y la situación puede llegar a ser demasiado forzada para las partes, sólo un gran interés que ponga ante todo la actividad en común tiene posibilidades de éxito (a menos que uno sea de los privilegiados que enseguida se hacen de querer por todo el mundo).

Perdón por estas reflexiones extemporáneas "offtopic". También es divertido de todas maneras participar desde cierta clandestinidad. Así desde fuera, con la perspectiva de la distancia, te diría que no te preocuparas, lo tienes chupao. Ya te han otorgado el estatuto, la dignidad de "comentarista invitado" y lo que te queda va a ser cuesta abajo. Me parece que sólo intentan hacerte sufrir un poco, los muy cabrones...

Pepe dijo...

Uyuyuy entre Rubén y Víctor me estoy sintiendo como si esto fuera una célula clandestina, una logia masónica, una hermandad univeristaria americana, o directamente una secta. Bueno, quizás seamos un poco de cada una de esas cosas, jejeje. Pero el caso es que a pesar de vuestras objeciones y sospechas, me parece que muy pronto Rubén tendrá su carnet y Víctor empezará a asistir a las proyecciones.

Víctor, seguramente Rubén, nuestro miembro más reciente, te podrá poner al día del procedimiento de ingreso (que no incluye sacrificios rituales ni nada, nos estamos ablandando)

Por lo demás, he cambiado el estatus de Rubén de "invitado" a "otros de los nuestros", para que luego digáis.

Un saludo, jóvenes padawans!

Rubén dijo...

No te preocupes, Víctor, ya no hacen sacrificios, me negué a eso. Pero te tocará invitarnos a comer o a cenar.

Por otra parte, y como dice nuestro maestro Obi Pepe Kenobi, esperamos verte en alguna proyección. Verás lo bien que te lo pasas con nosotros.
La verdad es que no me arrepiento de haber entrado al cineclub, de la mano de Nando.

JULI dijo...

Volviendo al tema de la eutanasia que trata esta película, un apunte:
Como ya comenté en la presentación de la misma, Edward G. Robinson rodó esta película en un estado avanzado de su enfermedad. De hecho, falleció dos meses después de que concluyera el rodaje.
Otro apunte sobre las series de Matt Groening: en Futurama hay alusiones al Soylent cuando se habla de las comidas.

Rubén dijo...

Bueno, pero es que lo de Futurama con esta película es ya obsesión. No sólo hay referencias cada vez que se habla de comida, en los carteles de las casas, en luminosos y hasta en alguna presentación se ha llegado a "colar" un cartel de Soylent. Pero claro, si tenemos en cuenta que la serie está ambientada en ese futuro, se puede entender.

No sé que es más triste: si no haber hecho caso de las advertencias de degradación planetaria que ya se anunciaban en los setenta o que ciertamente estemos a un paso de que se cumplan. Una vez más, la realidad puede llegar a superar la ficción.

Rubén dijo...

Por cierto, ¿qué hubiera pasado si se llega a saber la verdad? ¿Hubieran cerrado la fábrica y condenado a muerte por inanición a millones de personas? ¿Sería la propia sociedad capaz de "olvidar" el origen de su sustento para poder seguir viviendo?

Y una pequeña herejía, con ánimo de broma que no de ofensa: ¿qué pasaría el día de la resurrección de los muertos?