Propone: Víctor
Comenta: José Antonio
Hoy nos toca hablar de otro
psicópata, ¿o éste no lo es tanto? ¿Lo quisieron suficientemente sus padres?,
¿tiene sentimientos o lo suyo sólo es falta de restricciones absoluta para
conseguir lo que quiere? Estamos hablando de Tom Ripley, un personaje nacido de
la pluma de Patricia Highsmith y que ya lleva acumuladas varias adaptaciones a
la gran pantalla. Como cada una de ellas no ha tenido en cuenta las anteriores,
nadie se daría cuenta de que nos encontramos ante una saga. Ni los actores que
lo han interpretado han sido los mismos, ni tampoco los directores. Así cada
uno nos ha ofrecido una versión totalmente distinta del personaje.
Hay cuatro destacables
adaptaciones de la creación de Highsmith, que en realidad son las versiones
clásica y actual de dos de los libros dedicados a él. Alain Delon y Matt Damon
lo encarnaron en la adaptación de “El talento de Mr Ripley”, mientras que
Dennis Hopper y John Malkovich lo
hicieron en la de “El juego de Ripley”. Hay una quinta adaptación de un tercer
libro que hizo el director Roger Spottiswoode (realizador de varias películas
del Bond de Pierce Brosnan) que pasó sin pena ni gloria y que no he visto, ni
encuentro por ningún lado, lo que me hace suponer que será mala.
Los cuatro Ripleys |
Bruno Ganz |
La película nos cuenta es el
proceso de corrupción del ser humano. Todo empieza con un incidente de lo más
trivial. Jonathan, un restaurador de arte, hace un desprecio a Tom Ripley, que
aquí se dedica a introducir en el mercado pinturas falsas, el día que se lo
presentan en una subasta. A raíz de este gesto, Ripley elaborará un plan para
convertir a este honrado e íntegro ciudadano en un asesino a sueldo. Todo pasa
por hacer creer a su víctima que la leucemia que padece ha empeorado y le pone
en contacto con un gangster que le coloca en la tesitura de aceptar el trabajo
de asesinar a otro mafioso para conseguir dinero suficiente que dejar a su
familia cuando él no esté (¿alguien dijo Breaking Bad?).
La película trata de trasmitir las
angustias de este asesino primerizo. La ansiedad de perseguir a su objetivo por
los pasillos del metro, esquivar sus miradas mientras se sientan en el vagón.
Los nervios que hacen que te choques con las papeleras y que se te vea la mitad
de la pistola asomando por el bolsillo. Conseguido el objetivo de que el
honrado restaurador cometa su primer asesinato, su empleador querrá darle
nuevos objetivos y Ripley acudirá en su ayuda. A partir de aquí vemos el
proceso de empatía entre los dos personajes. Pero tampoco querría destriparla
más para todos aquellos que aún no la hayan visto. La versión que hizo John
Malkovich de esta película prometía. Nadie como Malkovich para interpretar a
alguien que corrompe a otro. Sin embargo, aquella versión fue más convencional
y se centró más en la trama policiaca. En esencia, las dos tienen el mismo
final pero lo que ocurre en cada una de las versiones tiene una interpretación
totalmente opuesta. Os animo a que las veáis y comparéis finales y así tendréis
cosas que comentar. Con “El amigo americano”, Wenders ofrece su versión
personal de la novela de Highsmith para plasmar en la pantalla sus principales
obsesiones. Un clásico del cine de los 70 que consagró al director como uno de
los mejores cineastas de Alemania (y del que por cierto ya hemos visto tres
pelis en nuestro cineclub).
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en que la versión de Wenders es decididamente muy personal. Ripley es en ella un personaje bastante redimido.
He visto la de Matt Damon, cuyo Ripley --involucrado en otra historia-- es también un punto ambivalente. No conozco ninguna de las otras; me temo que Malkovich mostrará a un Ripley sin fisuras.
La de Malkovich es otra versión de esta misma película. A mi la verdad es que el que más me ha gustado es el de Matt Damon.
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