viernes, 25 de abril de 2014

¿A la sombra de Tarantino?

Propone: Miguel
Comenta: José Antonio


Música surfera, atracadores trajeados de negro y llenos de sangre hasta las orejas. No estamos hablando de Reservoir Dogs, ni de ninguna otra película de Quentin Tarantino a pesar de que es la imagen que nos viene a la cabeza cuando nos juntan todas estas cosas en la misma frase. Hoy nos toca hablar de "Plata quemada", coproducción hispano-argentina que Miguel nos trajo al cine club. No sé cuánto ha podido inspirar Tarantino a esta película pero sí puedo decir que me acordé de él varias veces viéndola, aunque carezca de sus ágiles diálogos. En ésta suenan demasiado solemnes a veces. De todas maneras, reducir esta película del año 2000 a la copia latina de Reservoir Dogs es un poco injusto por mi parte. Esta obra de cine negro bebe de varias fuentes, como también del "Dos hombres y un destino" de Paul Newman y Robert  Redford.


Protagonizada por Eduardo Noriega, Leonardo Sbaraglia y basada en hechos reales ocurridos en los años 60, "Plata quemada" narra la historia de un atraco a un furgón blindado en Buenos Aires que, como hemos visto muchas veces, sobre el papel era perfecto, pero todo se tuerce y acaba en un tiroteo con policías muertos. Los ladrones se ven obligados a esconderse en Montevideo hasta que las cosas se calmen, mientras son intensamente buscados por las autoridades. Como novedad con respecto a otras películas de fallidos atracos perfectos, los dos protagonistas son una pareja de homosexuales. Los momentos de tensión de sus vidas al límite son la excusa para mostrarnos los conflictos de la pareja. Si en True Detective, la frase es "al final siempre hay un monstruo"; en ésta bien pudiera ser "al final siempre hay una chica". El amor de una mujer se interpondrá en esta pareja de inseparables. Cuando se puso en su día en el Cineclub, compromisos laborales provocaron que pillara la peli empezada, por lo que tuve que verla entera una segunda vez para hacer este comentario. Y debo decir que me gustó más la primera vez que la segunda. Estas luchas internas del personaje de Eduardo Noriega por el conflicto entre su fe católica y sus tendencias sexuales me aburrieron un poco. Con lo que ése "ahora te quiero, ahora no te quiero porque es pecado y ahora te vuelvo a querer", llegó a agotarme un poco. Y es que a Noriega cuando le pones otro buen actor delante, siempre acaba perdiendo con las comparaciones.


Sbaraglia se come la película. No logré empatizar mucho con ninguno de los personajes, cuyo final dista mucho de ser épico. Algunas críticas de la época, la ponían por las nubes, pero creo que la película ha envejecido un poco y los temas que toca ya no son tan escandalosos o morbosos como lo eran cuando se estrenó. Hay muchas escenas de desnudo frontal de los protagonistas, sexo, pero las escenas  de sexo enseñan más cuando está con la chica que con el chico. ¿Un recurso para mostrar el descubrimiento del amor heterosexual?


Casi diría que las escenas de acción están mejor resueltas que aquellas en las que se pretende profundizar en los dramas íntimos de los personajes protagonistas, que son unos momentos más como de relleno. Estoy de acuerdo en eso que se le reprocha a la peli de que no tienes la sensación de ver a personas de los años 60, parecen personajes de ahora. Y esto es un problema si tenemos en cuenta que se quiere contar una historia de amor homosexual, cuando la mentalidad de la sociedad no era igual entonces que ahora. De todas maneras, es un cine policíaco hispano digno de verse, realizado con solvencia, aunque la pondríamos la etiqueta de "del montón" en el caso de haber sido norteamericana.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, yo creo que en la película se quieren superponer unas tensiones a otras, y el conjunto resulta un poco denso. Diría, para conservar la imagen, que bebe de demasiadas fuentes. La claustrofobia, la homosexualidad, los tiros a mansalva y primeros planos bergmanianos terminan saturando un poco la cosa. No hay lugar para muchas empatías, hay a ratos esa sensación de relleno que comentas --aunque yo terminé no sabiendo si el relleno son los tiros o el drama íntimo.
También es seguro que seríamos más duros con ella si hubiera sido norteamericana, aunque sospecho que en Hollywood (no todo el cine americano se hace en Hollywood, pero para entendernos) no hubieran espesado tanto las tintas, y esto probablemente hubiera favorecido el resultado, que ya es digno de todas maneras.

Rubén dijo...

Me ha gustado el comentario. Además yo también creo que no parece una película ambientada en los años 60. Y comparto también la "modosería" de la película de mostrar las relaciones mixtas más abiertamente que las "homos", que en el fondo es de lo que va la película: de la relación entre ellos dos.
Viva Tarantino.