Propone: Miguel
Comenta: José Antonio
Música surfera,
atracadores trajeados de negro y llenos de sangre hasta las orejas. No estamos
hablando de Reservoir Dogs, ni de ninguna otra película de Quentin Tarantino a
pesar de que es la imagen que nos viene a la cabeza cuando nos juntan todas
estas cosas en la misma frase. Hoy nos toca hablar de "Plata
quemada", coproducción hispano-argentina que Miguel nos trajo al cine
club. No sé cuánto ha podido inspirar Tarantino a esta película pero sí puedo
decir que me acordé de él varias veces viéndola, aunque carezca de sus ágiles
diálogos. En ésta suenan demasiado solemnes a veces. De todas maneras, reducir
esta película del año 2000 a la copia latina de Reservoir Dogs es un poco
injusto por mi parte. Esta obra de cine negro bebe de varias fuentes, como
también del "Dos hombres y un destino" de Paul Newman y Robert Redford.
Protagonizada por
Eduardo Noriega, Leonardo Sbaraglia y basada en hechos reales ocurridos en los
años 60, "Plata quemada" narra la historia de un atraco a un furgón
blindado en Buenos Aires que, como hemos visto muchas veces, sobre el papel era
perfecto, pero todo se tuerce y acaba en un tiroteo con policías muertos. Los
ladrones se ven obligados a esconderse en Montevideo hasta que las cosas se
calmen, mientras son intensamente buscados por las autoridades. Como novedad
con respecto a otras películas de fallidos atracos perfectos, los dos
protagonistas son una pareja de homosexuales. Los momentos de tensión de sus
vidas al límite son la excusa para mostrarnos los conflictos de la pareja. Si
en True Detective, la frase es "al final siempre hay un monstruo"; en
ésta bien pudiera ser "al final siempre hay una chica". El amor de
una mujer se interpondrá en esta pareja de inseparables. Cuando se puso en su
día en el Cineclub, compromisos laborales provocaron que pillara la peli
empezada, por lo que tuve que verla entera una segunda vez para hacer este
comentario. Y debo decir que me gustó más la primera vez que la segunda. Estas
luchas internas del personaje de Eduardo Noriega por el conflicto entre su fe
católica y sus tendencias sexuales me aburrieron un poco. Con lo que ése
"ahora te quiero, ahora no te quiero porque es pecado y ahora te vuelvo a
querer", llegó a agotarme un poco. Y es que a Noriega cuando le pones otro
buen actor delante, siempre acaba perdiendo con las comparaciones.
Sbaraglia se
come la película. No logré empatizar mucho con ninguno de los personajes, cuyo
final dista mucho de ser épico. Algunas críticas de la época, la ponían por las
nubes, pero creo que la película ha envejecido un poco y los temas que toca ya
no son tan escandalosos o morbosos como lo eran cuando se estrenó. Hay muchas
escenas de desnudo frontal de los protagonistas, sexo, pero las escenas de sexo enseñan más cuando está con la chica
que con el chico. ¿Un recurso para mostrar el descubrimiento del amor
heterosexual?
Casi diría que las
escenas de acción están mejor resueltas que aquellas en las que se pretende
profundizar en los dramas íntimos de los personajes protagonistas, que son unos
momentos más como de relleno. Estoy de acuerdo en eso que se le reprocha a la
peli de que no tienes la sensación de ver a personas de los años 60, parecen
personajes de ahora. Y esto es un problema si tenemos en cuenta que se quiere
contar una historia de amor homosexual, cuando la mentalidad de la sociedad no
era igual entonces que ahora. De todas maneras, es un cine policíaco hispano
digno de verse, realizado con solvencia, aunque la pondríamos la etiqueta de
"del montón" en el caso de haber sido norteamericana.
2 comentarios:
Sí, yo creo que en la película se quieren superponer unas tensiones a otras, y el conjunto resulta un poco denso. Diría, para conservar la imagen, que bebe de demasiadas fuentes. La claustrofobia, la homosexualidad, los tiros a mansalva y primeros planos bergmanianos terminan saturando un poco la cosa. No hay lugar para muchas empatías, hay a ratos esa sensación de relleno que comentas --aunque yo terminé no sabiendo si el relleno son los tiros o el drama íntimo.
También es seguro que seríamos más duros con ella si hubiera sido norteamericana, aunque sospecho que en Hollywood (no todo el cine americano se hace en Hollywood, pero para entendernos) no hubieran espesado tanto las tintas, y esto probablemente hubiera favorecido el resultado, que ya es digno de todas maneras.
Me ha gustado el comentario. Además yo también creo que no parece una película ambientada en los años 60. Y comparto también la "modosería" de la película de mostrar las relaciones mixtas más abiertamente que las "homos", que en el fondo es de lo que va la película: de la relación entre ellos dos.
Viva Tarantino.
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