lunes, 12 de noviembre de 2007

Tres eran tres

Hola amiguitos, os tengo un poco olvidados últimamente, y os debo, entre otras cosas, una pequeña mención a las películas que nos falta comentar antes de las nominaciones. Ahí van:

1.”La noche del cazador” es la única película como director del actor Charles Laughton, hecho propiciado por el rotundo fracaso de público y crítica que cosechó en su día. Sin embargo, las opiniones sobre la película han ido cambiando a lo largo de los años hasta convertirla en eso que llaman un film de culto. Esta especie de cuento de hadas siniestro, lleno de perversión y de maldad, está atravesado por una atmósfera oscura y perturbadora, como un aire de irrealidad muy bien conseguido. El juego de claroscuros, los contraluces, las marcadas sombras y los estilizados decorados con toques expresionistas dan a la cinta ese aspecto de cuento gótico y te enseñan el mundo (o te transmiten la angustia) a través de los ojos de los niños protagonistas. Os dejo unas imágines de turbadora belleza para que entendáis mejor lo que intentaba expresar con mis torpes palabras.

2.En “El imperio del sol”, volvimos al universo de la infancia, esta vez de la mano del todopoderoso Spielberg, que nos cuenta el proceso de aprendizaje vital de un chaval británico en la China ocupada por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su habitual grandilocuencia, y de su tendencia a pasearse por el filo del ridículo en las escenas melodramáticas, Spielberg sale airoso (esta vez) y nos deja una cinta cargada de sensibilidad y espectacularidad a partes iguales, que bebe directamente en las fuentes del mejor David Lean. La banda sonora de Jonh Williams es de las mejores de su carrera, y eso es decir mucho. Un ejemplo de lo buenos que pueden ser estos dos cuando trabajan juntos:


3.Desde los tiempos de Elvis (o de Marisol), toda estrella de la canción que se precie tiene que tener su película. Pero la islandesa Bjork, antes muerta que sencilla, no podía conformarse con un “Buscando a Susan desesperadamente”, así que de la mano del danés Lars von Trier, hizo “Dancer in the dark”, un musical con banda sonora de su creación, en el que se mezclan bonitos bailes y melodías con una sórdida, truculenta y tristísima historia de asesinatos, cegueras y penas de muerte. La verdad es que al final consigue emocionar, así que no se puede decir que no cumpla con su cometido, a pesar de que pueda parecer de entrada una película un pelín pretenciosa de más.

Por cierto, que Bailar en la Oscuridad fue la primera película programada por el nuevo miembro del cineclub, al que damos la bienvenida calurosamente seguros de que va a aportar nuevas y refrescantes ideas a la vez que interesantes películas. Bienvenido, David.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué bien "pensao" está todo! ¡Y qué bonito todo! Me voy a tener que esforzar mucho cuando me toque comentar tu película para estar a la altura.