Si en las películas de terror es ya un tópico que el negro es uno de los primeros en morir, en algunas zonas del sur de los Estados Unidos cuando matan a alguien al primero que detienen es al negro. De esta situación parte “En el calor de la noche”, un clásico del cine americano protagonizado por Sydney Portier y Rod Steiger, la propuesta de Julián para el Cinegolfa. Un hombre aparece asesinado en plena madrugada en un callejón en una pequeña población sureña y el ayudante del sheriff detiene como su primer sospechoso a un negro trajeado que está esperando el tren en la estación. Al llegar a la oficina del sheriff para identificarle, descubren que no sólo no es el sospechoso que buscan, sino que también es un respetado agente del departamento de homicidios de Filadelfia. Su preparación profesional pega mil patadas a todos los policías del pueblo. El investigador de homicidios Virgil Tibbs (que lógicamente interpreta Sydney Portier) decide meterse en el caso, pese a las reticencias de los agentes locales, que no soportan como un negro venga a decirles como hacer las cosas. El sheriff (Rod Stieger) será reacio a colaborar con él pero, a medida que ambos se van conociendo, aprende a respetarle y hasta empiezan a hacerse amigos y todo. El duelo interpretativo entre ambos actorazos es una de las grandes bazas de esta película.
La cuestión racial está de fondo en este título, rodado en el año 67. No en vano, su director Norma Jewison pasó buena parte de los años 50 recorriendo el sur de los Estados Unidos y viendo el odio y la discriminación que padecía el colectivo de color, o afroamericanos que es la expresión políticamente correcta que se usa ahora. De hecho, el racismo y la lucha por los derechos civiles han sido temas clave que ha tratado en su carrera cinematográfica.
El personaje del sheriff admira las habilidades deductivas del agente de color. Sin embargo, cuando realmente empieza a respetarle de verdad es cuando se da cuenta de algunas de sus debilidades, lo que le hacen para él una persona real y de carne y hueso. Tibbs en el fondo disfruta de dar una pequeña lección de su superioridad a todos esos pueblerinos, que le desprecian únicamente por el color de su piel. En un momento dado, Tibbs va a ver al cacique del pueblo (que supura racismo por todos y cada uno de sus poros) sólo para hacerle sufrir en sus carnes que puede ser sospechoso y que no está por encima de la ley., a pesar de que no hay ninguna prueba sólida contra él. De hecho, al final ni siquiera resulta ser el asesino. En este caso, el detective de homicidios comete el mismo error que los agentes de la oficina del sheriff: anteponer sus prejuicios raciales a la hora de ponerle en su lista como el primer sospechoso.
La fórmula de dos policías de carácter antagónico teniendo que colaborar en una investigación con cierto tono de comedia ha sido llevada al cine en infinidad de ocasiones, especialmente en los 80, aunque no sé si ésta es la que la inició. Tenemos “Límite 48 horas”, la saga “Arma letal”, “Danko calor rojo”, “Tango y Cash”, “Black Rain” o por poner un ejemplo más reciente “Hollywood departamento de homicidios”. Un subgénero que se ha dado en llamar “buddies movies” o películas de colegas.
Por su parte, Sydney Portier repitió su personaje de detective de homicidios en otras dos películas más: “Ahora me llaman señor Tibbs” (1970) y “El inspector Tibbs contra la organización” (1971), con resultados comerciales más discretos e inferiores a ésta. Paradójicamente, el que ganó el Oscar fue Rod Steiger por su interpretación del sheriff en “El calor de la noche”, aunque no intervino en ninguna de las otras dos secuelas. Portier de todas maneras ya había sido el primer actor de color en ganar un Oscar en el año 1963 (cuatro años antes que ésta) por “Los lirios del valle”.
“El calor de la noche” ganó en su día cinco Oscars, entre ellos el de mejor película.
3 comentarios:
Este film, sin ninguna duda, merece el premio GOLFA a la mejor película, y no lo digo porque la haya puesto yo.
José Antonio, muy bueno el comentario. Añadiría que el oscar de Rod Steiger es muy merecido porque el papel que hace de malo-bueno es, sencillamente, fantástico, y aunque en el cartel la estrella principal es el amigo Sidney, la interpretación sublime del señor Steiger le hace merecedor con creces de la estatuilla.
Además es blanco.
Jajajajaja, gracias Juli. En cuanto los premios, está complicada la cosa porque hay una competencia feroz. Ya sólo con recordar Monsieur Verdoux y Carretera Perdida (o sea las mías) se ve que no todo está tan claro. Jejjejeje
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