martes, 16 de febrero de 2010

Granujas de media calva

Propone: Nikolai
Comenta: Juli

Me viene al pelo comentar la segunda película de Woody Allen que vimos en el Golfa cuando aún Nikolai estaba en España.
Tengo que confesar que nunca he sido devoto del autor neoyorquino, quizá movido por mi manía de llevar la contraria, ya se sabe, en Europa, se le considera “director de culto” y es como muy guay y “chachi piruli” el declararse admirador de Woody Allen. Vamos, que está muy bien visto socialmente. A pesar de todo tengo que reconocer que las películas que he visto suyas me han gustado casi siempre, así que quizá tenga que replantearme mis manías.
Y tras esta breve reflexión, paso a hablar de la película.

El personaje que interpreta Woody Allen es algo así como una versión cosmopolita del protagonista del landismo, pero sin señoras estupendas en biquini, y está empeñado en dar un golpe que le solucione la vida. Para ello, se les ocurre una idea un tanto estrambótica, pero que a la postre va a ser las que le haga realmente dar el golpe de su vida junto a su mujer y sus compinches:
(Ahora viene la parte en que si no has visto la película, debes dejar de leer esto, ya que voy a contar lo que pasa)

La panda de cacos que organiza Allen alquila un local junto a un banco para perforar desde ahí la caja fuerte y hacerse con lo que haya allá. ¿Y cómo pasar desapercibidos?
Muy fácil: poniendo un puesto de venta de galletas. ¿Quién no ha pensado nunca que la mejor manera de atracar un banco es poner un puesto de galletas en el local contiguo?
Pero resulta que las galletas están excepcionalmente apetitosas, y mientras se suceden los gags sobre el butrón a practicar en el sótano del local, el negocio galletero empieza a crecer y crecer, tienen que contratar más gente y con el tiempo se convierte en una multinacional de galletas.
En la segunda parte de la película, Woody y sus amigos son ricos. En ella, se refleja cómo unos personajes de los suburbios que han medrado económicamente, quieren medrar también culturalmente a pesar de que lo más largo que han leído es una cucharada de una sopa de letras. Ahí aparece entonces el galán listillo de Hugh Grant, sí, ese de la segunda mamada más famosa del siglo XX, que intenta aprovecharse de la situación dando a Tracey Ullman, la esposa de Woody, clases de glamour e intentando camelársela para sacarle las perras.

En resumen, se trata de una película muy divertida, con unos personajes muy bien trazados y unos diálogos siempre ingeniosos al más puro estilo Woody Allen.

3 comentarios:

Silvestre dijo...

Bueno Julian, os sigo leyendo, me alegre de verte esta navidd

Muy buena iniciativa esa del blog, animo y a seguir

edu

Juli dijo...

Aquí seguiremos, Edu, un abrazo.

Gamusino dijo...

Yo no he visto la película, aunque me gustaría. Y ni siquiera he leído el comentario completo, ya que en un momento dado Juli dice que no siga leyendo si no la he visto. Y como soy muy obediente, he dejado de leer. Entonces os preguntaréis... ¿cuál es el objeto de mi comentario? Eso mismo me pregunto yo. Quizá sea únicamente mi ansia por la inmortalidad y la persistencia en este mundo virtual que es el Internete, que rima con Espinete.