lunes, 7 de marzo de 2011

Recuerdos desde mi celda

Propone: Amalia
Comenta: Jose Antonio

Nueva adaptación literaria, aunque seguro que pocos sabíais que hay una novela. Hablamos de "Celda 211" el thriller carcelario "made in Spain" que Amalia nos trajo al Cineclub. La película de Daniel Monzón adapta una novela del periodista Francisco Pérez Gandul. Según he leído, hay grandes diferencias entre ambas. El final es distinto, el personaje de Malamadre (líder de la revuelta carcelaria) está mucho más humanizado en la película y la trama de los etarras es mucho más secundaria.

A la hora de escribir este comentario, me preguntaba qué podía decir de una peli que ha sido estrenada hace muy poco y que ha visto prácticamente todo el mundo.Como no he leído la novela, tampoco podía hacer un exhaustivo análisis de las diferencias entre libro y película. En cambio, gracias a mi trabajo, hace unos pocos años tuve la oportunidad de conocer como espectador a algunos de los protagonistas de una revuelta carcelaria muy similar a la que se nos cuenta en esta cinta. Estoy hablando del juicio del motín de Fontcalent ocurrido en octubre de 1990. El proceso se tuvo que celebrar por segunda vez quince años después, una vez que el Supremo anuló el primer juicio. Y en el segundo fue en el que estuve.

Los 80 y la primera parte de los 90 fueron los años de los motines en las prisiones españolas. Los presos intentaban con estas revueltas presionar a la Administración para exigir mejores en su situación. Otras veces eran pretextos para organizar una fuga. Aunque las cárceles siguen igual de saturadas que entonces, ahora son mucho más raros estos motines. De vez en cuando sigue habiendo alguno, pero son algo excepcional.

Durante el motín de Fontcalent, los presos mantuvieron secuestrados a cuatro funcionarios y a dos maestras para exigir mejoras. Para hacer ver que iban en serio cosieron a cuchilladas a otro recluso.

Los lideres de la revuelta era Antonio Cortés Escobedo y Manuel Pinteño, ambos cuñados y delincuentes multirreincidentes salidos del barrio de la Tafalera de Elda. Mientras que Antonio Cortés tenía en su haber varios asesinatos por atracos violentos, Pinteño estaba en prisión por robos y por sus numerosos intentos de fuga, que hicieron que su condena fuera creciendo como una gran bola de nieve. Los dos tuvieron un papel muy diferenciado en el motín. Cortés fue quien tuvo la idea de matar al preso para presionar en la negociación. Sin embargo, la intervención de Pinteño fue la de intentar que ninguno de los rehenes sufriera daños y prohibió al resto de amotinados que les torturaran. Fue el que se encargó de negociar con las autoridades y, según el propio juez que investió el motín, evitó que hubiera más muertes.



Otro destacado participante de la revuelta fue Juan José Garfia, un preso cuya vida ha sido llevada al cine en la película "Horas de luz" protagonizada por Alberto San Juan y Emma Suarez. Garfia fue otro recluso problemático encarcelado por tres asesinatos durante un atraco y que protagonizó espectaculares intentos de fuga. Cárcel a la que iba, era cárcel en la que organizaba un motín. Fontcalent fue una de ellas claro. Su vida dio un giro radical cuando acabó teniendo una relación con una de las enfermeras de Instituciones Penitenciarias (no sé en qué cárcel estaba cuando ocurrió) que le llevó al camino de la redención.

El motín de Fontcalent terminó cuando la Guardia Civil tomó la prisión y liberó a los rehenes. Algunos de sus participantes han muerto, otros están en libertad y otros siguen entre rejas.

Ha habido campañas para otorgar a Garfia el tercer grado, pero la condena por el motín de Fontcalent, que el Tribunal Supremo hizo firme en 2008, complicó un poco su situación.

Manuel Pinteño logró salir de la cárcel el año pasado. Un juzgado de Vigilancia Penitenciaria le consideró rehabilitado para volver a la sociedad. Pasó en prisión la friolera cifra de 32 años. Todo un récord, teniendo en cuenta que nunca cometió delitos de sangre. Alguno de los etarras más sanguinarios ha logrado salir libre en mucho menos tiempo. Pinteño considera su situación como una venganza de un sistema al que osó desafiar. Siempre ha contado que una vez antes del motín recibió una visita en la cárcel de dos miembros del Ministerio del Interior proponiéndole que matara a unos etarras y, a cambio, saldría libre. Como se negó, ése fue su castigo. Sin embargo, nadie en la Justicia ha dado credibilidad jamás a esta historia.

En cuanto a Cortés, murió el año pasado en una cárcel de Sevilla, con una salud muy deteriorada por culpa de su adicción a las drogas. A pesar de su decadencia física siempre estuvo en módulos de máxima seguridad y era considerado como muy peligroso. Con sus fuerzas al límite, a veces se dedicaba a esparcir sus excrementos por las paredes de la celda. Lo único que le quedaba para seguir siendo rebelde.

Y ésta es la historia muy resumida chicos. Seguro que algunas de estas cosas os han recordado a la película. Yo al menos reviví en el cine aquellos días del juicio. Una historia que sabe mantener la tensión, con unos personajes bien construídos, a la que quizá habría que reprochar algún giro argumental sacado de algún curso para guionista por correspondencia. De todas maneras, en conjunto es un buen drama carcelario que levantará los recelos de aquellos que van con la escopeta cargada hacia todo aquello que tiene éxito.

7 comentarios:

JULI dijo...

Interesante testimonio.

Esther dijo...

Impresionante repor-comentario! El video de Tele Elda sobre el motín, toda una joya!

J. Antonio dijo...

Gracias por los apoyos, pero me interesan vuestras opiniones sobre la realidad y la ficción.

JULI dijo...

Casi todas las historias tienen un componente real y, a veces, como es tu caso, ese componente te trae de vuelta la nostalgia de experiencias pasadas.
También a mi, entre los recuerdos que me quedan de los telediarios de los 80, aparecen los motines carcelarios que hubo en aquella época, no sabría decir exactamente en cuales, quizá Carabanchel, la Modelo, no sé, con las cámaras enfocando los muros y las ventanas de la prisión. Solo son recuerdos de telediario.
Es cierto que impresiona cómo la película puede llevar al espectador a esos recuerdos (también a mi me sirvió para evocar las sensaciones de aquella época). Quizá sea porque está muy bien llevada y pretende, precisamente, reflejar esa atmósfera, hoy diluida en el paso del tiempo.
También me gustaría destacar el papel del sublime, como tantas veces, Antonio Resines, y cómo no, de Luis Malamadre Tosar.

Víctor dijo...

Ante todo un saludo. Aunque no asisto a las sesiones del Cine Club GolFa quisiera comentar algo de la película, que he vuelto a ver hace pocos días. Con la venia del respetable, y siempre y cuando el blog no esté reservado a los socios, claro está...

El interés de J. Antonio por la realidad y la ficción me parece que está exactamente en el punto de mira de muchos comentarios. Tengo que decir que esta película me ha decepcionado un poco precisamente por su guión, que no intenta mostrar a los actores de un drama carcelario --un motín-- con una mirada que procure ser objetiva, sino de entretener, de mantener la tensión en la peripecia de un malhadado joven funcionario. Hasta el punto de terminar por perder toda apariencia de realismo, con una segunda parte que naufraga catastróficamente.

Y es que los aspectos técnicos, hasta donde yo puedo hablar de ellos porque --parafraseando a Joaquín Reyes que parafraseaba a Rappel-- tampoco soy un gran cinéfalo, están tan logrados que uno esperaría otra película. La puesta en escena, el montaje, el trabajo de los actores, incluso la correcta fotografía se conjugan muy bien. La película gustará a muchos, se puede seguir su juego. Más que un asesino sin escrúpulos, cualidad ésta que supongo necesaria para imponerse como líder en una cárcel donde (aunque nunca he habitado en ninguna y confío en no tener que hacerlo) ser respetado ha de implicar ser temido, Malamadre es un personaje que va de duro pero que se diluye en melancólicas y casi tiernas reflexiones. Desde casi el primer momento estamos a su lado --aunque habría que decir que a veces los diálogos se pasan de previsibles.

Me parece que fue en "Septiembres", el documental de Carlos Bosch, que incluía algunas entrevistas a reclusos, donde uno de ellos decía que desde fuera se pensaba la carcel como un lugar donde constantemente se producían peleas, morían presos, estallaban motines, las bandas imponían su ley. La realidad era que la inmensa mayoría del tiempo se imponía la soledad y la tristeza. Aquí vamos al barullo desde el principio ...

J. Antonio habla también justificadamente de ciertos recelos. Por mi parte, no quisiera que se me malinterpretara. Él califica la película como un buen drama carcelario, y yo estoy de acuerdo. Siempre he pensado que la crítica (al menos cuando se puede elegir qué criticar y qué no) debería ser siempre favorable, para llamar la atención sobre algo que, al menos en la opinión de uno, merece la pena. Si pienso lo contario, si a mí no me ha gustado, mejor me callo --al menos si no me preguntan-- porque quizá le guste a otros. Y es que muchas veces juzgamos las personas y las cosas por lo que no son: no es alto, no es guapa, no es rico, no es inteligente... En este caso, "Celda 211" no es un documental, es una película de acción (un "thriller") que a lo mejor termina por forzar un poco su guión por intentar ir a algún sitio distinto. Yo creo que está bien en su lugar.

cineclubgolfa dijo...

Hola Víctor, por supuesto que el blog está abierto a los comentarios que todo el mundo quiera hacer. Nos ha gustado mucho tu aportación y esperamos seguir leýéndote en otras muchas ocasiones. Saludos!

Víctor dijo...

Muchas gracias por la bienvenida.

Por mi parte encuentro vuestros comentarios muy estimulantes, realmente animan a participar, y personalmente pienso seguir haciéndolo al menos en la medida de mis posibilidades.

Nos leemos, saludos cordiales!