lunes, 26 de diciembre de 2011

Indigestión de monguis

Propone: Belén
Comenta: Juli



Mulholland Drive es una obra del director ese al que le gusta hacer películas raras con enanos. No, no hablo del director de Willow. David Lynch también gusta de sacar habitaciones rojas y, además, los argumentos de sus obras son confusos, te hacen preguntarte cosas como:
-Pero la camarera que sale al principio, ¿no era la protagonista que estaba sentada esperando el café?
-¿Encontrarán de una vez al dueño de la oreja que había en el césped?
-¿Es la amnesia la mejor excusa para explicar la confusión mental de los personajes?
-¿Están todos fumados o se han comido una tortilla de monguis?
-Hoy es miércoles, ¿estará jugando el Madrid? ¿cómo irá?
Y sobre todo:
-¿Qué coño está contando el tío este, que no tiene ni pies ni cabeza?


Pues eso es lo que pasa con esta película, que no tiene ni pies ni cabeza. A su favor se puede decir que si uno saca escenas de la película (sin la habitación roja, claro está) y las mete en un trailer, podría pensar, ¡anda! esta película puede ser interesante. Por tanto, si piensas que todo es una sucesión de trailers de diferentes películas que tienen en común los actores y los escenarios, puede llegar a gustarte el producto final, y hacerte la ilusión de que algún día puedas ver un montón de películas nuevas muy chulas.


Ahora bien, si miras la obra como una película completa, te devanas los sesos en comprenderla, y al final lo consigues, sólo es por una razón: Lynch ha conseguido que su obra te interese hasta ese punto. No es mi caso. Vi la película y no me interesó una mierda. Es más, tampoco quería saber la interpretación de la misma, porque toda esa sucesión de imágenes y sonidos me producían un tremendo hastío, y lo que pasase con los protagonistas me parecía totalmente irrelevante.


¿Que todo es un sueño? ¿Que hay una parte que es sueño y otra que es realidad? ¿Cuál es cuál? El otro día soñé que me tocaba la lotería y al despertar era mentira, ¿hacemos una película?


David Lynch es un fiel seguidor de la primera parte de la teoría de Copérnico, ya que está convencido de que el sol no es el centro del universo. En lo que difiere del científico renacentista es en que traslada el heliocentrismo en lynchcentrismo, y gusta de mostrar al mundo sus masturbaciones mentales en forma de filmaciones. Que te pringue o no ya es cuestión de que uno se deje.


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18 comentarios:

J. Antonio dijo...

En cada película hay un juego entre el director y el espectador. Si éste no quiere jugar, no hay nada que hacer por mucho que se empeñe el director. En el caso de David Lynch, quien no quiera jugar no sabe lo que se pierde. Además, pero Julián ¿a ti no te gustó Carretera Perdida y ahora me vienes con esto? Lynch es un DIRECTOR con mayúsculas y una de sus mejores virtudes es que no se trata de alguien egocéntrico y pedante, sino que se nota que disfruta haciendo lo que hace. Y con esto, ya me desahogado un poco. (Por ahora)

Pepe dijo...

No sólo de clásicos vive el cinéfilo, Juli!

Lynch es Lynch y es inimitable. De hecho, es de esos autores que generan su propio adjetivo, una situación puede ser Lynchiana...Y es que lo que él hace nadie lo hace como él. Retorcer la realidad para contar lo que hay en su reverso, encontrar lo extraordinario dentro de lo ordinario y el horror que se esconde debajo de la cotidianidad. Sus historias tienen pleno sentido, sólo que OTRO sentido, y no es que no se entiendan, sino que se entienden de otra manera, con otras herramientas y convocando otras sensaciones (otras zonas del cerebro, que diría Esther)

También ha demostrado su talento para el cine a la manera clásica en obras como El hombre elefante o Una historia verdadera. Y es el responsable, en parte, de la era de oro de las series de TV, pues su Twin Peaks es la precursora de todo el movimiento. Pero eso es otra historia.

Y en fin, el cine como representación que es se basa en reglas que son convenciones que comparten espectador y realizador (como dice José Antonio), sólo que en las películas que le gustan al comentarista (y a mi también que conste, pero no solo) están escondidas debajo de una aparente asepsia, la mirada del autor se esconde para paerecer inocua. En este sentido, ¿no es más honesto un director como Lynch, que pone de manifiesto todo el artefacto y no lo oculta?

J. Antonio dijo...

Sigo:
Sobre tu sueño de la lotería, estoy seguro que si la peli la hiciera Lynch seguro que iría a verla.

Perdón por la arrogancia de intentar escribir como lo haría Lynch, pero en tu historia se podría aparecer el enano con la cortina roja y decirte los números del sorteo que tocará mañana. No haces ningún caso pero descubres que el número que toca al día siguiente es el de tu sueño. A la noche siguiente vuelve a aparecerse el enano, al que le acompaña un gamusino. Te dice los números pero ésta vez lo hace hablando al revés. Le preguntas a Rubén, pero te dice los números en griego. Cuando despiertas, descubres horrorizado que ya no recuerdas ninguno de los números. Haces todo lo posible por volver a recordarlos, hasta intentar dormir otra vez. Mientras aparece un plano de nubes pasando a toda velocidad mientras suena la inquietante música de Angelo Baladamenti. Finalmente, recuerdas el número lo compras y te toca la lotería. Pero cada vez que te gastas algo alguien cercano a ti muere y si intentas deshacerte del dinero éste vuelve a tus manos, pero los muertos son de dos en dos.
No me atrevo a seguir diciendo cómo continuaría, pero yo iría al cine verlo. Otros se pueden quedar viendo al Madrid y a Belén Esteban.

Rubén dijo...

Estoy completamente de acuerdo con Julián.
Todo lo que decís de Linch puede ser verdad (no me gusta y por tanto no he perdido mi tiempo en tratar de entenderlo), pero escapa por completo al concepto de verosimilitud aristotélico, piedra angular de la narración en cualesquiera de sus formas.
Linch es el típico director que va sacando conejos de su chistera para continuar con la historia narrativa porque ni él mismo sabe ya cómo continuarla. Y el final, todo es un sueño... Menuda patraña.
Linch ni es guay ni mola.

Pepe dijo...

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión.
Una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño
y los sueños sueños son.

Calderon de La Barca (otro patrañero como Lynch que se saltó las normas de la poética de Aristóteles)

Rubén dijo...

El hacer una referencia a los sueños no implica que la obra de Calderón carezca de verosimilitud, ya que el argumento de todas sus obras se acogen a este principio.

Víctor dijo...

Buñuel decía que el misterio es nada menos que el elemento clave en toda obra de arte, y Lynch --según propia declaración-- piensa que al espectador le gusta hacer de detective. Si quiere, naturalmente.

Se puede hacer, sin ningún problema, el ejercicio de reordenar la trama de MD y contarla "cronológicamente". Se puede también resumirla mucho: una chica llega a Los Angeles con la ilusión de tantas otras; se enamora, es utilizada, engañada; enloquece, incluso intenta encontrar un asesino a sueldo; se desvanece en la oscuridad. Dudo que en principio yo fuera a ver tal película. Es mejor la sinopsis del propio Lynch: "Primera parte: se encuentra a ella misma dentro del perfecto misterio. Segunda parte: una triste ilusión. Tercera parte: amor". No quiere ir más lejos en el análisis de la película, porque sabe que si la "verdad" fuera revelada, el sueño que es "Mulholland Drive" moriría.

Lynch juega con sus símbolos que retornan durante toda su obra (las cortinas rojas, la electricidad que falla, el ladrido de los perros, el fundido en blanco). Quizá hemos olvidado que en nuestras propias vidas podríamos encontrar sus equivalentes. Con ellos, y sin olvidar el rigor en la puesta en escena, construye una película hermosa y terrible.

Insisto, para el que quiera verla. No necesitas utilizar esos procedimientos para ridiculizar una obra de arte, Juli (aunque sospecho que lo haces a propósito para provocar al personal). Todo el mal que te deseo es que un día le encuentres su sentido, que no está tan alejado del misterio que vivimos día a día.

Rubén dijo...

Pues yo tampoco le encuentro un sentido a la película. Y me parece que el comentario de Julián recoge con una magnífica ironía el sentir de mucha gente, entre las que me incluyo.
A mí, personalmente, no me gusta ir al cine ni a pasar miedo ni a salir sin entender lo que veo (ya tengo Intereconomía para ambas cosas)
Julián, un comentario excelente.

J. Antonio dijo...

Yo añadiría que no estamos debatiendo. Sólo intentamos explicar a la gente que no lo ha entendido que esto es una obra de arte. Seguir negándolo, es sumergirse más en la ignorancia. (P. D.: Con lo chula que me ha quedado mi historia de la lotería no habéis dicho nada, cabrones).

Pepe dijo...

A mi lo de la lotería me ha encantado, lo he visto muy lynchiano, aunque me hubiera gustado salir. Igual podría salir al final diciendo "NO HAY BANDA" o algo así inquietante e incomprensible...entre cortinajes de denso terciopelo rojo, of course.

A mi, aunque me gusta Lynch, el comentario de Julián me ha parecido muy gracioso, como si fuera una crítica de esas que hacía la señora Cándida en gomaespuma. Y creo firmemente que es una opción tan válida como cualquier otra, porque desmitificar siempre es sano (y por aquí lo hemos hecho a menudo, por ejemplo con Kurosawa o Tarkovski nada menos)

Ahora bien, no creo, como dice Rubén, que sea en absoluto irónico, sino más bien sarcástico, la ironía es otra cosa (en términos clásicos también: decir lo contrario de lo literalmente expresado)

Sería irónico si Julián quisiera reírse de los que no gustan del cine de Lynch y para ello se expresara como uno de ellos con la intención de ridiculizarlos. Me temo que ese no es el caso.

Por cierto Víctor, estoy bastante de acuerdo contigo, y me acordaba además que una vez citaste el Vértigo de Hitchcock como fuente de inspiración para la peli de hoy. Pero debo confesar que me siento un poco celoso. ¿es que no te gusta Spielberg, que no me has comentado nada de encuentros en la tercera fase? ;D

Rubén dijo...

Entre las obras de Lynch y el fútbol o Belén Esteban hay todo un mundo real (pues lo de Lynch es tan extraño como el fenómeno de Belén Esteban o como el juego del Madrid), y como no entiendo ninguno de los tres, y así pues una vez, los extremos se tocan.

Además, prefiero vivir en el fondo del pozo de mi ignorancia que se acrecienta cada vez (no he dicho vivir en una caverna para evitar alusiones a cierto mito) antes que decir que me gustó la película, o que la entendí porque en ambos casos sería mentir. Y yo mentiroso no soy, no digo que no tenga otros defectos, que los tengo y muchos.

Pero esto es lo que me atrae, que cada uno piensa de una manera distinta, con sus gustos diferentes, aunque algunos sean muy raros, sin imponer criterios.

Para gustos, las películas, o ¿eran los colores?

J. Antonio dijo...

Lo del Madrid lo he dicho en contestación a Julián que es el que ha usado el ejemplo y lo de Belén Esteban porque sé que le va a escocer, (ya que la soporta menos que a Lynch). Siento si soy muy visceral a la hora de exponer mis opiniones. Pero es que Lynch es una gozada y me gusta que mis amigos lo disfruten como yo. Al fin y al cabo, a los amigos siempre les deseas lo mejor.
Aunque Rubén, podrías decirnos cuál es el número de la lotería que va a tocar, aunque sea en griego. Pepe quizá podrías ser el que le vende el décimo a Julián en el sueño. Él te mira y te dice "Tu cara me suena de algo pero ahora no caigo".

Rubén dijo...

Ay, si lo supiera, hasta haría el esfuerzo de decirlo en español.
No creo que seas visceral a la hora de exponer los comentarios, cada uno es como es, simplemente.
Ahora, que el Latín también es una gozada, y las reconstrucciones en Indoeuropeo tienen su gracia, así que cuando quieras, lo compartimos jajajaja

JULI dijo...

Magnífica historia la de la lotería. De ahí podía sacarse una película o cuando menos, un corto muy interesante.
Respecto a las obras de Lynch, efectivamente me gustó Carretera Perdida, aunque tenía un similar retorcimiento en su guión, pero aquella vez, me enganchó, también me gustaron las otras que comenta Pepe, pero respecto a Twin Peaks, difiero notablemente. Empezó muy bien todo aquello de "quién mató a Laura Palmer" hasta que empezó a derivar en un cosa confusa con enanos y habitaciones rojas.
Y añado una cosa al debate: la amnesia es el principal recurso de las telenovelas sudamericanas para explicar enrevesados giros en el guión.

Víctor dijo...

Estoy en ello, Pepe, aunque la magia de Spielberg no siempre obra su efecto en mí. Casi diría que por desgracia.

Julián, si te gustó "Carretera perdida" creo que terminará por gustarte ésta si en algún momento te animas a volverla a ver tranquilamente. Tiene muchos de sus elementos, una vida que algún secreto ha hecho insoportable, el fracaso en encontrar o en mantener el amor, los habitantes de otro mundo al acecho para, aprovechando esta debilidad, crear las condiciones para el acontecimiento finalmente revelado que desencadenará esos infiernos personales. Aunque "En el cielo todo es perfecto", como cantaba la chica en el radiador en Eraserhead, para estos personajes ya no es posible habitar en él. Transitan una carretera perdida...

JULI dijo...

Me parece también interesante la puntualización de Jose Antonio en su primer comentario sobre el juego que el director le propone al espectador, más evidente en una obra de este tipo de este tipo, valga la redundancia.
Básicamente es una forma de explicar mejor lo mismo que yo quiero decir en el último párrafo de manera sarcástica, al referirme al dejarse uno pringar por esas "masturbaciones mentales".
P.D.:
-"obra de este tipo" = "obra como esta"
-"obra de este tipo de este tipo" = "obra como esta de David Lynch"

Rubén dijo...

¡No hay banda!

What dijo...

La indigestión de setas se la podría haber ahorrado con unos cuantos consejos para el consumo de setas y trufas alucinógenas