miércoles, 18 de enero de 2012

Diente de perro

Propone: José Antonio
Comenta: Rubén


-Imagina –dijo Sócrates- un chalé provisto de una alta tapia, y unos niños que están en él desde que nacieron, encarcelados en esa prisión de oro; detrás de ellos, sus padres que son como la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre los padres y los niños, una vida aparentemente normal.

- Ya lo veo-dijo Glaucón.


- Pues bien, ahora ve que, a lo largo de esa vida normal, los padres han transformado la realidad cambiando los nombres de los objetos, cuya naturaleza les ha sido negada a los niños y que éstos sólo conocen aquello que sus padres quieren y de la forma que quieren.

- ¡Qué extraña escena describes –dijo Glaucón- y qué extraños prisioneros! ¡Niños sin ir al colegio!

- Iguales que nosotros -dijo Sócrates-, porque en primer lugar, ¿crees que los chavales han visto otra cosa de sí mismos sino las sombras proyectadas por las enseñanzas de los padres que están frente a ellos como nosotros aprendimos de nuestros maestros?

 - ¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a permanecer en el chalé sin salir al exterior?

- ¿Y de los objetos aprendidos? ¿No sabrán lo mismo, esto es, lo que sus padres les han contado, enseñado y mostrado?

- ¿Qué otra cosa van a saber?

- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellos objetos y conocimientos en los que han sido instruidos?

- Forzosamente.

- Entonces no hay duda -dijo Sócrates- de que los tales muchachos no tendrán por real ninguna otra cosa más que las enseñanzas de los padres tal y como se las han mostrado.

- Es enteramente forzoso-dijo Glaucón.


- Examina, pues –dijo Sócrates-, qué pasaría si entrase un agente externo y fueran liberados los chicos de su cárcel de oro y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente: Cuando uno de ellos conociera la realidad exterior, y cuando, al conocer todo lo demás, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que una realidad deformada por sus padres y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos y conocimientos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que hay en el exterior y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado o sabido, le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?

- Mucho más-dijo.

-Y si quisiera escapar de la cárcel para ver el mundo exterior y real, ¿no crees que sus padres le pedirían una acción imposible para evitar que saliera, como por ejemplo que se le caigan los dientes caninos a los diecimuchos años, cuando todo el mundo sabe que se caen de pequeño?

- Así es –dijo Glaucón. –Yo al menos así lo haría para protegerlos.

- Entonces no le quedaría más remedio que arrancarse los dientes para poder salir al mundo exterior y real –comentó Sócrates.

(Y esta paráfrasis del Mito de la Caverna platónico es lo que cuenta Kynódontas, la primera película de una empresa de publicidad griega, que se rodó en agosto de 2008 con un presupuesto de 200.000 € y que impactó a nuestro cineclub).



12 comentarios:

JULI dijo...

Pero el mito de la caverna, ¿no era la historia mitificada de cuando unos hombres prehistóricos llenaron de pinturajas las cuevas de Altamira?

JULI dijo...

Ahora un poco en serio, sobre lo que comentábamos el otro día, el suicidio de Sócrates, queda muy bonito decir que fue por querer ser fiel a sus principios y por ser un fiel cumplidor de las leyes.
En primer lugar, si es tan gran cumplidor de las leyes, ¿por qué lo condenan a suicidarse? ¿No sería más bien que tenía miedo a salir de su propia caverna (Atenas)?

Rubén dijo...

Juli:

En el comentario de "El discurso del Rey" ya escribí sobre el caso del suicidio de Sócrates. Para no aburrir a la "audiencia" lectora, te remito a ese apartado.
No obstante, si sigues teniendo alguna duda al respecto, te la comento sin ningún problema. Para eso estamos los de Clásicas.

J. Antonio dijo...

Ah, y yo que creía que el mito de la caverna era una cosa de Matrix

Rubén dijo...

Yo siempre he visto Matrix más cartesiana que platónica; con su Genio Maligno como Smith y todo.

J. Antonio dijo...

Por cierto, hace casi un año que vimos esta peli. Todos querían hacer el comentario,y al final... ¿UN AÑO PARA ESTO?

Rubén dijo...

Vaya, deduzco que no te ha gustado.

Le he querido dar un aire distinto al comentario tradicional pero veo que he fracasado.

Me excusaré diciendo que estuvo un año sin ser comentada por aquel que se la pidió.

Pepe dijo...

Bueno, a mi me parece muy acertado el juego de asemejar el comentario a un diálogo platónico, dado que el susodicho mito ha generado todo un subgénero y hasta se ha convertido en la coletilla de uno de los personajes de esta sitcom que conformamos nosotros. "Esto es un poco...como el mito de la caverna" (y suenan unas risas enlatadas).

De todas formas, si alguien quiere añadir algo a lo dicho puede explayarse en los comentarios, como paso a hacer yo ahora mismo:

La película, además de remitirse a la filosofía platónica, incluso icónicamente en alguna de sus imágenes (como en ese plano del muchacho de cara a la valla exterior de la casa), es una exploración de los mecanismos del poder, ejercidos aquí como en tantas ocasiones utilizando la manipulación, convirtiéndose al final en un trasunto de nuestra propia sociedad, en una fábula. Con una puesta en escena fría, turbadora y brutal que por momentos recuerda al mejor Michael Haneke (aunque eso son palabras mayores).

Pensando en ello, me vienen cosas a la cabeza que podría utilizar para postear otra película que lleva pedida no sé cuanto tiempo, el show de Truman. También en el debate posterior a aquel visionado surgió el mito platónico al referirnos a los medios de masas y a la situación del pobre Truman en la película, pero entonces llegamos a la conclusión de que aquello era más Nietschiano que platónico. Pero lo que me interesa en ambas es la manipulación a la que son sometidos los personajes para hacerles creer que son libres, que si no abandonan las férreas normas es porque no quieren, porque las cosas son como son y no hay forma de hacerlas cambiar, y es lo que debe ser. De forma muy distinta, eso sí, pero las dos al final hablan de lo mismo, del libre albedrío (o de la fuerza de la naturaleza, como queráis) que se abre paso por férreas que sean las cadenas.

Pero para romper las cadenas primero hay que saber que existen, e identificar a quienes las manejan, y eso es quizás la parte más difícil. O puede ser que no nos interese demasiado, que todos prefiramos vivir sin tener que pasar el mal trago de arrancarnos nuestro propio canino.

Me está gustando a mi esto de los comentarios largos...

Rubén dijo...

Es curioso eso que comentas del poder, Pepe, porque documentándome para la película leí que el director tuvo la idea para rodarla de unos amigos que se molestaban muchísimo cada vez que alguien comentaba algo sobre sus hijos.

J. Antonio dijo...

Debo decir que tras un vistazo superficial al comentario había pensado, en mi ignorancia, que te habías limitado a copiar y pegar el mito de la caverna. Para mi vergüenza y escarnio, descubro que no ha sido y que te lo has currado. Prometo que la próxima vez no consultaré el blog en el curro para que no me pasen estas cosas.

Rubén dijo...

Pues me alegro que al final te haya gustado el comentario dialogado.

Cuando se ha hablado de los mecanismos de poder por parte de Pepe, me ha venido a la memoria un argumento que siempre se ha utilizado para tratar de controlar las sociedades: el miedo. En la película "Canino" ese miedo viene encarnado en la figura del hermano ausente, aquel que un día abandonó antes de tiempo la casa y que finalmente muere a manos de un gatito.
Ese miedo, esa muerte, viene a acrecentar el temor a lo desconocido tras la verja y a fortalecer la sensación de seguridad encerrados en un mundo.
Pero la naturaleza humana es curiosa por Naturaleza y ese afán por aprender (concepto de Nietzsche, quizá) supera la seguridad y hace que alguien, que nosotros, nos atrevamos a cruzar ese umbral e ir más allá.

Luis M. Álvarez dijo...

Me encantó la película y también la crítica de Rubén. Quiero el botón de Me Gusta!!!!!!!