martes, 3 de enero de 2012

Demóstenes

Hoy os proponemos que, antes de empezar a leer, pulséis el play de este vídeo y os dejéis acompañar por la música del final de la película.







Propone: Altea
Comenta: Rubén


Cedant arma togae!

La lengua, la comunicación, el habla son artes muy poderosas, tanto que ya los griegos se dieron cuenta de eso y surgieron de este modo los sofistas, gente a la que los profesores les debemos mucho, pues fueron los primeros que cobraron por sus enseñanzas. Enseñanzas que consistían en hablar bien en público para persuadir al auditorio y manejarlo a voluntad. Un arma letal en un mundo oral y en una democracia basada en asambleas populares.


Pues bien, mucho se ha hablado de cine, mucho se ha hablado en el cine, pero en el cine no se ha hablado mucho sobre cómo se habla, y menos desde el cine mismo. Desde la autoparodia de Cantando bajo la lluvia, que explicaba las clases de dicción de la señorita Lina Lamont y compañía allá por el año 1952 y My fair Lady y el Profesor Higgins con su tesis doctoral en acentos hasta El discurso del rey de nuestros días, el habla como disciplina ha sido tratada en varios, aunque creo que escasos pero de extraordinaria calidad, filmes.


Alguien podría pensar que una película histórica, o un film sin escenas de violencia ni de sexo quizá no tendría mucho éxito hoy en día. Para todos ellos y también, como no, para todos nosotros, Tom Hooper grabó El discurso del rey, una fantástica coproducción británico-australiana del año 2010 donde lo que más destaca es la interpretación de ambos actores protagonistas (Colin Firth y Geoffrey Rush), que desarrollan sendos papelones. Sin olvidarnos de la Reina Madre, cuando todavía no era reina, pero ya madre, la Duquesa de York, interpretada por Helena Bonham Carter. Y donde se demuestra todo lo que antes dijimos: que una película sin sexo (salvo el romance de Eduardo VIII y Wallis Simpson, si se me permite la broma), sin tiros (salvo la declaración de guerra a Alemania), y siendo histórica (pues todos sabemos que Jorge VI era tartamudo) puede ser entretenida y gustar al público, como ocurrió en el cineclub.


La película narra con gran maestría el trauma personal de la soledad de los monarcas, aislados de la sociedad desde la infancia, orientados desde la cuna al noble oficio de regir, carentes de amigos y volcados y dedicados a su pueblo aunque eso les cueste la salud. O quizá trate de un problema del habla del tartamudo rey Jorge VI y del tratamiento que sigue con alguien que si bien no dice toda la verdad, tampoco miente. O incluso puede versar sobre la importancia de la imagen y de la comunicación en los políticos, en el habla como medio de hipnosis colectiva. Por ejemplo, el estudioso Eric Havelok relata en su libro La Musa aprende a escribir una anécdota muy parecida a la que se puede ver en la película acerca de un discurso de Hitler que escuchó en directo por la megafonía de la universidad de Toronto, donde si bien casi nadie en Canadá sabía alemán, se quedaron ensimismados ante aquella voz, las pausas, los énfasis... Pues si importante es lo que se dice, tanto o más lo es el cómo se dice.


Cuando la humanidad se civilizó, cambió palos y piedras por palabras, aunque creo que a eso no hemos llegado todavía completamente.

7 comentarios:

JULI dijo...

No he comentado nada antes porque me había quedado mudo.

pe pe pe pe Pepe dijo...

tarta-mudo?

Pepe dijo...

Me parece una buena idea lo del comentario con banda sonora. En cuanto a la película, es bonita y perfectamente redonda en su academicismo. Estará olvidada en cinco años.

He dicho.

Rubén dijo...

Yo a veces soy tartamudo de dedos, sobre todo cuando querio escibrir más rápido que mi mente.

J. Antonio dijo...

Si, yo leo tan rápido que la música no había empezado al terminar de ver el comentario. Jejejeje. Ahora en serio, me encanta Geofrey Rush. Está soberbio hasta en Piratas del Caribe. Y en cuanto a Colin Firth, para mí siempre será el novio soso de Bridget Jones.

Esther dijo...

Rubén, la entrada audio-escrita, todo un acierto, podría ser tu firma de aquí en adelante!
El tema de la película me encantó, fue carne de cañón de una de mis clases, de hecho me han pedido hacer un taller de comunicación oral y pública para el CEU!!
Jejé el libro de Havelock es una pasada, breve y esencial, pero Rubén, de nuevo sale el tema:es un libro Presocrático!! Ayyyy... No fueron los sofistas los que mataron a Sócrates a disgustos??? jajajajajaj

Rubén dijo...

Esther, me siento halagado con tu comentario.
Al fin y al cabo, la pieza de Beethoven suena en la película precisamente cuando Colin Firth pronuncia el discurso final. Sin duda las Bandas Sonoras de todas las películas deben estar en youtube.

Respecto a Havelock, sé que tiene un libro titulado "Prefacio a Platón", que igual es al que te refieres, porque el de la Musa no es que sea presocrático, es prehomérico (y antes de que alguien diga algo, ya sé que Homero es presocrático). Y cuenta el paso de una sociedad oral y ágrafa a una sociedad con escritura, con las ventajas que eso conlleva, mediante un estudio de la sociedad a través de la historia de la escritura (no hace mucho que lo leí, pero a veces me confundo, tendría que repasar mis notas).

Y hablando de Sócrates, fue condenado por los tribunales de la ciudad al suicidio (condena a muerte mediante la ingesta de cicuta). Como comentábamos ayer, fue Anito, junto con Licón y Meleto quienes firmaron la acusación contra Sócrates que le llevo a juicio por corromper a los jóvenes y no adorar los dioses que la ciudad reconocía.
Pues bien, Anito era antisofista, (y recuerdo vagamente de alguna traducción que terminó exiliándose de Atenas).
Respecto a la doble acusación, la segunda parte, la de no reconocer los dioses, surge por el "invento" de la conciencia en Sócrates, pues él decía que oía una voz interior que le aconsejaba siempre qué hacer (conciencia, paranoia, esquizofrenia...) a la que llamaba "daimon" (divinidad de carácter menor en griego). Y por la primera parte, la de corromper a los jóvenes, no está demostrado. Aunque hay una parodia en la comedia aristofánica "Las Nubes", cuya lectura recomiendo.

Y digo yo, todo esto, ¿a qué viene en "El discurso del rey"?