Propone: Nando
Comenta: Rubén
Yo abrí el cineclub al cine griego con Nunca
en Domingo, José Antonio nos explicó el nuevo Mito de la Caverna platónico
con Kynodontas, Víctor nos informó que el mañana dura La Eternidad y
un día y Nando me hizo recordar mis veladas gastronómicas sobre cocina
griega y mis viajes por el país heleno con Un toque de canela.
Empecemos por un análisis del título, en
griego: Politikh kouzina nada tiene que ver con el
español Un toque de canela, ya que se podría traducir el original como Cocina
tradicional y creo que así recogería más la esencia de la película. Es
cierto que la canela es una especia fundamental en los platos de carne de la
gastronomía griega, presente en la moussaka, en los asados de cordero,
en los guisos de buey... todos platos muy típicos de la cocina tradicional
griega que aparecen en la película y muchos otros entrantes (tzatziki, dolmades,
tyropitakia) y postres (los dulcísimos y acanelados baklavas) que
también se captan al revolotear la cámara sobre cualquier mesa familiar
dispuesta para el festín que no todos se cocinan con la dulce y afrodisíaca
(según dicen) especia esrilanquesa o ceilandesa. La menta tiene la misma
presencia o más, por lo tanto se podría haber traducido por Un toque de
menta. Aunque la canela vuelve a la gente más comunicativa.
Pero no nos detengamos en la anécdota de esta
película del año 2003, dirigida por Tassos Boulmetis y protagonizada por
Georges Corraface (el mismo que de la española La pasión turca) que
narra las andanzas de un jovencito griego aficionado a la (g)astronomía por
influencia de su abuelo que tiene una tienda de especias. Toda la familia es
helena, afincada en Estambul y serán deportados de nuevo a Grecia tras el
conflicto entre ambas naciones por la invasión turca a la isla de Chipre. El
abuelo permanece en Turquía y promete visitas a su país natal para ver a su
familia pero jamás llegan a realizarse tales viajes. Un día, nuestro ya no
jovencito protagonista recibe una llamada con malas noticias sobre la salud de
su abuelo. Realmente, la película comienza así y aquí pero la historia no sigue
un eje cronológico diacrónico, sino que con continuos flashes back la
narración salta del pasado al presente y del presente al pasado constantemente.
Por cierto, el protagonista es profesor de astrofísica y gastrónomo aficionado.
Entonces tiene que regresar a Estambul y a enfrentarse a ciertos aspectos de su
pasado. En la película hay un recurrente juego de palabras, se menciona un par
de veces que el término gastrónomo lleva dentro el término astrónomo, y la
verdad es que la lección gastro-astronómica del abuelo, en el desván de su
tienda, combinando especias y planetas me pareció una de las mejores secuencias
de la película. “Pimienta: es caliente y quema, ella es el sol, que todo lo
ve por eso le va bien a todo; Venus, la más bella de las mujeres, la canela, es
dulce y amarga, como todas las mujeres; y luego la Tierra, que alberga la vida
y la vida necesita alimentos, y la sal hace los alimentos y la vida más
sabrosos”.
La cocina está presente en toda la cinta, los
diferentes episodios de la historia se nos presentan a modo de los platos de un
menú: los primeros, los segundos, los postres. Es una película muy culinaria,
muy bien realizada, muy académica.
Como alguien comentó, es una de esas películas que
se ruedan para llevarse el Óscar a la mejor película de habla no inglesa,
aunque en esta ocasión no ocurrió.La película completa se puede ver aquí
2 comentarios:
Uno de esos clones varios de Cinema Paraiso, sustituimos cine por gastronomía y voilà...
Pasé un rato agradable viéndola.
Estoy traspellado!
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