Propone: David
Comenta: José Antonio
David nos propuso en la última edición del Golfa la impresionante película Ciudad de Dios, el debut en la dirección del director brasileño Fernando Meirelles.
Como en el cine de Scorsese, la película nos muestra la vida en los bajos fondos pero no de Nueva York. La acción se traslada a Río de Janeiro y vemos el auge del crimen organizado en una historia que empieza en los años 60 y acaba en los 80.
El protagonista Buscapé se empapa de este ambiente de crimen y violencia desde que empieza la cinta, a la tierna edad de once años. Sin embargo, a diferencia de la famosa película de Scorsese, Uno de los nuestros, no es un estilo de vida que el protagonista admita y tenga idealizado. Ray Liotta decía orgulloso en la cinta de Scorsese que desde niño siempre había querido ser un gangster . A pesar de que el ambiente en el que se ha criado lo hace candidato perfecto para ser carne de cañón, Buscapé intenta desmarcarse de todo este ambiente y quiere labrarse un provenir. De ahí el título del comentario. Algo de esperanza sí que tiene la película, porque al final llega a ser fotógrafo de prensa. La gente que conoció en la infancia en la favela y que está dentro de las bandas le permitirá ser un testigo excepcional de la guerra por el control de la droga y retratarlo con su modesta cámara de fotos.
En el otro lado, está Dadinho, un perfecto psicópata que comete su primera masacre con once años. No es que quiera ser un gangster, es que le encanta ver cómo salpica la sangre y gritar a sus víctimas. Cuando se hace mayor se convierte en Zé Pequeño y es uno de los grandes jefes del crimen organizado. Zé Pequeño es brutal y disfruta causando sufrimiento. Como un Rajoy cualquiera, al final acaba recogiendo la misma violencia que él mismo ha sembrado.
Pese a estos dos personajes tan opuestos, tampoco hay una distinción tan clara entre buenos y malos y hay muchos tonos de gris. Hay buenos que no son tan buenos y malos que no son tan malos. El mejor amigo de Ze Pequeño, pese a que puede ser tan sanguinario como él si se lo propone, es quien le mantiene a raya y a menudo le refrena en sus salidas de gatillo fácil. También está el personaje del conductor de autobús, que se presenta como héroe cuando trata de vengarse de las personas que violaron a su novia y acaba atrapado dentro de la espiral de violencia, convirtiéndose en un peón de las bandas rivales en su guerra contra Pequeño.
Muy violenta pero muy real, con un ritmo frenético que no da ni un momento de respiro. Es una perfecta actualización a los tiempos modernos de las viejas películas de gángsters americanas. Dicen que es imprescindible verla en versión original, aunque nosotros nos tuvimos que conformar con la versión doblada.
4 comentarios:
La verdad es que sí recuerda a Scorsese: La voz en off, el trabajo con el sonido y la música, etc. Y por el rollo setentero y medio disco a otros americanos de esa época como el Brian de Palma de Scarface ("el precio del poder" en España, de traducciones hablaremos otro día)
Un alumno aventajado este meirelles.
peliculon! que no pelucon...
^_^
Buena peli, pero en cuanto a violencia creo que la supera cualquier telediario a mediodía, así estamos.
Saludos.
Creo no exagerar al decir que no desmerece en nada a películas como "Uno de los nuestros". Genial.
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