lunes, 28 de noviembre de 2011

Grandiosos silencios

Propone: Rubén
Comenta: Pepe

El cine nació mudo y más tarde se volvió sonoro. Esta afirmación, que se acerca peligrosamente a la obviedad, se presta, sin embargo, a un posible análisis y a una réplica.

Empecemos por el análisis posible: es fácil pensar que el advenimiento del cine sonoro, allá por los últimos años veinte, fue un gran avance para las artes y las industrias del cine. En realidad, las exigencias de la precaria tecnología de sonorización llevaron a un auténtico paso atrás en la estética cinematográfica. Digamos que la posibilidad de decir supuso un decaimiento de la poesía de mostrar que se había desarrollado en las décadas precedentes. El paso del cine silente al sonoro supone una fractura, casi un nuevo comienzo, en el que el cine vuelve atrás para volver a tomar impulso. De este momento límite da buena cuenta, para los que quieran documentarse mientras disfrutan de una gran velada, la celebérrima película Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen y Gene Kelly, 1952).


Dicho esto, podemos ir con la réplica: El cine sonoro no extinguió al mudo. Su carácter hegemónico lo volvió dominante, pero de vez en cuando podemos ver ejemplos de películas que prescinden de la palabra para hacernos reír, emocionarnos, o ambas cosas. Ha seguido habiendo mucho (y grandioso) silencio. Como caso paradigmático citaremos a Charles Chaplin, que siguió mostrando su talento en películas mudas como Luces de la Ciudad (1931) o Tiempos Modernos (1936). Incluso en sus películas sonoras no abandona el antiguo arte y sus momentos más celebrados mantienen la estética del cine silente. El baile con globo terráqueo de El gran dictador (1940) es un buen ejemplo. Y no podemos dejar de citar, ya en los años cincuenta, las deliciosas películas de Jacques Tati, de quien vimos en nuestro club, hace ya tiempo, Mi tío (1958).


A partir de ahí, la lista de títulos que de una manera u otra recuperan el (buen) gusto por la imagen pura y reivindican el cine eminentemente visual es tan larga como queráis. Y variopinta. Podemos rastrear homenajes y citas desde Coppola (los efectos visuales y de montaje de su Dracula de Bram Stoker (1993)) a Kubrik (la primera media hora sin palabras de 2001, una odisea del espacio (1968)), pasando por Almodóvar (el corto El amante menguante, dentro de Hable con ella (2002)) o la factoría Pixar (el encantador inicio de Wall-e (Andrew Stanton, 2008)). Así, dejándonos mucho en el tintero, llegamos a la actualidad, momento en que casi coincidentes en el tiempo nos encontramos con dos películas que muestran la vitalidad del fenómeno que venimos comentando. Hablamos de L'illusionniste (Sylvain Chomet, 2010), una cinta de animación que recupera un viejo guión de Tati nunca rodado y de The Artist (Michel Hazanavicius, 2011) que deslumbró en el pasado festival de Cannes, con una historia muda sobre el cine mudo, y que estamos deseando ver.


En fin, todo esto viene al caso porque hoy, como ilustran las imágenes que acompañan a estas líneas, deberíamos estar comentando La última locura de Mel Brooks, que es una película con una sola línea de diálogo, pronunciada curiosamente por el mimo Marcel Marceau, y estrenada en 1976. Pero como en este caso el prólogo ha fagocitado casi por completo el escrito, no diré mucho, sólo mi opinión, y dejo paso a los comentarios: La comedia es algo irregular, una sucesión de gags más o menos afortunados y de cameos de las estrellas de la época. A mi juicio, aunque quiere ser homenaje, se queda en parodia. Es como si Brooks quisiera parecerse a Chaplin o Keaton y se quedara en Hill, Benny Hill. Aún así, tiene su gracia y es una apuesta original, aunque algo fallida.



15 comentarios:

J. Antonio dijo...

Discrepo con el comentarista y creo que ésta es de la época en la que Mel Brooks hacía buenas películas. Al contrario que otras comedias no creo que haya envejecido y es todo un homenaje a una forma de hacer cine, con un reparto plagado de estrellas que hacen un cameo. A Mel Brooks le encanta el cine, aunque su carrera empieza a ir cuesta abajo en los 80. No hay que olvidar que su productora respaldó a grandes directores como David Lynch y David Cronenberg.

pepe dijo...

No tengo absolutamente nada en contra de Mel Brooks, y mucho menos de su labor como productor. Sólo he dicho lo que a mi me pareció esta película en el momento de verla, pero debo reconocer que no es precisamente la comedia setentera mi género preferido.

JULI dijo...

Mel Brooks llega al Olimpo del cine con El jovencito Frankenstein. En La última locura no alcanza el nivel de la anterior, pero es una obra bastante simpática.
Y hablando de actuaciones mudas, también es reseñable el quehacer de los mimos, como los teatrales Tricicle, que sin necesidad de palabras consiguen comunicar emociones.

J. Antonio dijo...

"El jovencito Frankenstein" está considerada como la mejor película de Mel Brooks. Supongo que la peor será Las locas aventuras de Robin Hood, que no tengo el "placer" de haber visto.

Rubén dijo...

Yo sí que vi "Las locas aventuras de Robin Hood" y hazme caso, no la veas.

Sin embargo, Mel Brooks no siempre busca una comedia desternillante; por ejemplo en "El misterio de las doce sillas", la parte cómica es bastante pobre, pero la crítica es bastante audaz.
Algún día me llevaré al cineclub "Soy o no soy", aunque ya aviso que ninguna llega ni de lejos a "El jovencito Frankenstein", y comparto la opinión de Julián en este sentido.

Por cierto, Pepe, tras la brevísima historia del cine, ¿dónde está el comentario de la película? (jajajaja)

Víctor dijo...

Extraordinario comentario, Pepe, de los mejores (IMHO) que haya leído hasta la fecha en los anales del Cineclub Golfa (no seas malo, Rubén, le dedica dos líneas al final del último parrafo a la pelí).

Por cierto, se me ocurre una pregunta que no sé si tiene fácil respuesta: vosotros, versados cinéfilos, ¿cuál diríais que es la primera gran película del sonoro? Si es que esto puede llegar a responderse...

Víctor dijo...

Por cierto, yo recuerdo "El misterio de las doce sillas" (que creo no tuvo mucho éxito, incluso si mal no recuerdo el cine estaba casi vacío) como muy cómica, pero la ví hace muchos años, cuando era un infante feliz e indocumentado y la simple presencia de Ron Moody bastaba para hacerme reír.

(¿Alguien se acuerda de cuando tiene que hacer de actor improvisado? Sale a escena con confianza, pero justo entonces...)

Pepe dijo...

Te aviso, Rubén, que está por llegar el cúlmen de mi estilo bloguero: el comentario de una película en el que no se diga nada de la película! jajaja.

A Víctor no puedo más que agradecerle sus amables palabras, que seguramente serán fruto de una lectura apresurada...

En cuanto a las películas de Brooks, resulta que su filmografía tiene otro punto negro, que es la parodia de Drácula que protagonizó Leslie Nielsen. Prometo volver a ver las que recomendáis con más interés y más predispuesto para la risa.

Y no quiero ser agorero, pero no sabía que el viejo Mel seguía vivo...

J. Antonio dijo...

Ruben, de "soy o no soy" la versión buena es la de Lubitch. Lo de Brooks en los 80 es un remake con actuaciones histriónicas. Había olvidado que Brooks dirigió ese engendro de Drácula, es más había olvidado que existe esa peli. Si la hubiera VISTO/PADECIDO seguramente no la habría olvidado.

Pepe dijo...

Lubich es una laguna (casi tan grande como el mar negro) que tengo desde hace demasiado en mi lista de visionados pendientes. No he visto más que El bazar de las sorpresas (película de infausto remake noventero) hace ya mucho tiempo. A ver si alguien se atreve con él para este ciclo.

En cuanto a la primera gran película sonora, Víctor, no me llegan a tanto los conocimientos histórico-cinéfilos, pero se me ocurrre, así a bote pronto, Sucedió una noche (1934)

¿Qué decís los demás?

Rubén dijo...

Mel tiene una etapa de remakes que es mejor olvidar: Spaceballs, Las locas aventuras de Robin Hood, el Drácula que comentabais… aunque tengo entendido que con "Los Productores" volvió un poco al éxito (no la he visto)

De todos modos, el tema de Drácula ha generado filmes tan espeluznantes como "Aquí llega el Condemorr" de Chiquito de la Calzada y Bigote Arrocet, de la que hubo hasta secuela, las que afortunadamente para mi salud mental no he visto.

No sé cuánto tiempo tardará nuestro querido Anónimo en manifestarse en sentido contario.

Pepe dijo...

Pues estaba yo dándole vueltas a lo de las primeras buenas películas sonoras, y creo que me he ido muy lejos con lo de Sucedió una noche. Como orientación, esto es lo que dice la Wikipedia:

"La primera película sonora en recibir una aprobación crítica casi universal fue Der Blaue Engel (El ángel azul); estrenada el 1 de abril de 1930, fue dirigida por Josef von Sternberg en tanto la versión alemana como inglesa para el estudio UFA de Berlín. La primera película hablada estadounidense en ser ampliamente respetada fue Sin novedad en el frente, dirigida por Lewis Milestone, que se estrenó el 21 de abril. La otra película dramática sonora internacionalmente aclamada del año fue Cuatro de infantería, dirigida por G. W. Pabst para Nero-Film de Berlín. Los historiadores culturales consideran la francesa La edad de oro, dirigida por Luis Buñuel, que apareció en octubre de 1930, una de las importaciones más estéticas, aunque más como una señal de expresión del movimiento surrealista que como cine en sí. La película sonora más antigua ahora reconocida por la mayoría de los historiadores de cine como un obra maestra es M de Nero-Film, dirigida por Fritz Lang, que se estrenó el 11 de mayo de 1931."

Fuente: wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_sonoro

J. Antonio dijo...

La primera peli hablada fue El cantor de jazz, pero desconozco su calidad puesto que no la he visto.
Ruben las peliculas que mencionas no son remakes, son parodias. La mayor parte de la filmografía de Mel Brooks son parodias de otros géneros: El jovencito Frankenstein el cine de terror de la Universal, Sillas de Montar calientes el western, Máxima ansiedad el cine de Hitchocok, La loca historia del mundo el cine histórico, etcétera. Soy o no soy es una versión moderna de una comedia de Ernst Lubistch de los años 40. La antigua se llamaba Ser o no ser. En cuanto a Los productores Brooks hizo una primera versión en 1968 y en 2005 se hizo un autoremake y por lo que he leído no está mal.

J. Antonio dijo...

Debería haber mirado internet antes de poner el comentario. Dos puntualizaciones:
1)Mel Brooks no dirige Soy o no soy, es el protagonista y también produce.
2) Tampoco dirige la versión de 2005 de Los productores.

Rubén dijo...

Tiene usted toda la razón, Don José Antonio, y ha sido un terrible fallo mío confundir remake con parodia. Esto de escribir recién levantado…