viernes, 23 de diciembre de 2011

Los ilusionistas

Propone: Pedro
Comenta: Pepe



El cine nació como curiosidad científica, pero muy pronto pasó a convertirse en una atracción de feria. Así, antes de ser el medio de expresión más poderoso y más genuino del siglo XX, compartió caseta y roulotte con mujeres barbudas, enanos, espectáculos de variedades y números de magia. No en vano los primeros cineastas provenían del mundo del ilusionismo y, al tiempo que construían todo un entramado narrativo, un nuevo lenguaje audiovisual, fueron encontrando la manera de trucar las imágenes para impactar al espectador, para que se entregara sin condiciones, se identificara con lo que veía en la pantalla y sintiera como reales las cosas que solo eran un haz de luz sobre una tela blanca en una sala oscura. Nada más y nada menos.  Si queréis un nombre, sin duda debéis recurrir a George Méliès. Si queréis un ejemplo, el fabuloso arranque de Vida en sombras (Lorenzo Llobet-Gracia, 1949) da cuenta de este momento de los orígenes del cine. La secuencia, para aquellos que sientan curiosidad, está en Youtube.


Ya está otra vez Pepe soltando su rollo, diréis, y probablemente tendréis razón. Pero es que todo esto me venía a la cabeza al plantearme el comentario de Encuentros en la tercera fase (Steven Spielberg, 1977) y pensar en ese grupo de cineastas que en los años setenta recuperaron el gusto, que en realidad nunca se había perdido del todo, por maravillar al espectador, hacernos vibrar, dejarnos con la boca abierta y hacernos creer por unos minutos que existe la magia. Una generación de ilusionistas que creó toda una generación de cinéfilos, que es la nuestra. En este caso el nombre está muy claro, es Steven Spielberg. Y el ejemplo también: el arranque, curiosamente el mismo año de la película que hoy comentamos, de Star Wars (George Lucas, 1977): Unos rótulos en perspectiva, unas notas musicales poderosas y la aparición en pantalla de unas naves espaciales… y ya estamos todos boquiabiertos. La secuencia, para aquellos que sientan curiosidad, también está en Youtube. Pero dudo que quede alguien por aquí que no la haya visto en repetidas ocasiones.


Encuentros en la tercera fase es una historia de marcianos buenos (algo por entonces no tan habitual como pueda parecer hoy día) que tiene algo de todo eso. Porque en mi opinión representa el punto culminante de ese camino que iniciaron aquellos pioneros de las casetas de feria y puede considerarse el ejemplo perfecto de toda la tendencia. Porque, además, la película es toda una declaración de intenciones, ya que está protagonizada (genial Richard Dreyfuss) por un hombre maravillado, que se pasa media película boquiabierto y empeñado en creer a toda costa en lo que ven sus ojos, mientras todos los demás se empeñan en decirle que son trucos de magia. Esa fascinación que siente el personaje de Dreyfuss por lo desconocido, su osadía en ir más allá de las explicaciones racionales y su empuje a la hora de dejar atrás su vida en pos  de algo nuevo es la osadía de los exploradores de todos los tiempos, de todos los pioneros. Fue la osadía de George Méliès y era la osadía del joven Spielberg y sus amiguetes.



De cómo a la obra del bueno de Steven se le fue cayendo la osadía y se le fueron sumando la gravedad y, en cierto modo, el conservadurismo, ya hablaremos otro día. Hoy lo que toca es que disfrutemos como enanos con la belleza, la espectacularidad y la poesía de imágenes como las que acompañan estas líneas. Y  encima en movimiento. Y encima con música de John Williams.  

¿Serán cosas como estas lo que llaman la magia del cine?


18 comentarios:

J. Antonio dijo...

Una peli que también marcó época. Las naves espaciales dejaron de ser platillos espaciales para convirtirse en esas complejas construcciones rococó. La tele, en los tiempos en los que se dedicaba a fagocitar todo lo que se veía en las películas, copió mucho de esta peli. Recordaré sólo dos ejemplos:
1)La famosa nave espacial del final de Los Colby era un calco de ésta. Casi me atrevería a decir que a lo mejor usaron la misma maqueta.
2)Algunos de los alienígenas de Expediente X son también los diminutos extraterrestres de ésta. En la serie de Cris Carter era malos (y daban mucho miedo) y aquí bondadosos. Luego Spielberg empezó a usar alienígenas malos en La guerra de los mundos.

JULI dijo...

Ups! Otra película que me perdí. Leyendo el comentario me dan ganas de volver a verla, ya que de esta película sólo me quedan imágenes difusas de mi adolescencia.

Anónimo dijo...

Pues sí Juli, te recomendamos que la vuelvas a ver, porque como bien ha dicho Pepe, es una peli llena de magia al más claro estilo ilusionista.
Pepe, efectivamente, la entrada te ha salido "fetén" o redonda.
Mancantaó!!! Gracias PEpe (*)

(*) trufa extra para el nene! jejeje :)

Firmado.....el que propone.

Anónimo dijo...

Ahhhh!! y añado!!
Entre Encuetros en la Tercera Fase, UVE y una serie de un padre extraterrestre que enseña a su hijo medio-terráqueo a hacer virguerias mágicas concentrándose con una bolita en su mano............mi infancia no volvió a ser la misma!! jejejej.

Me tendrían que haber abducido los E.T´s por aquél entonces....


Firmado....el que propone.

J. Antonio dijo...

Estaba pensando que es muy interesante lo que dices Pepe de la cara de ilusión de Richard Dreyfuss. De pequeño tenía (bueno, tengo que seguro que está en algún rincón de mis estanterías) la adaptación al cómic de esta peli. Un cómic que leí y releí un montón de veces. El dibujante solía plasmar al personaje de Dreyfuss con cara de mala leche. Sobre todo en las escenas donde pierde la cabeza al sentir el impulso de crear la montaña. Esos dibujos me han condicionado a la hora de interpretar al personaje cuando veo la peli. Al leer tu comentario, descubro con nuevos ojos que tu interpretación es más correcta que la mía.

Pepe dijo...

Bueno, seguro que tu interpretación (o la de aquel dibujante) era igual de válida que la mía. Creo recordar que en el visionado de la película a más de uno le pareció un estúpido insoportable el bueno del Richard con la que arma en su casa. Y con la que le arma a su familia, podríamos decir.

Quiero dar las gracias a Pedro por sus palabras y por concederme el premio de "la trufa de oro" jajajajaja

Esther dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Esther dijo...

Tu introducción me parece muy interesante y para nada un "rollo" (lo mejor de l cine es precisamente todo aquello que nos hacen reflexionar), pero a tu argumento le daría un giro más. Me gusta pensar que la naturaleza del cine y el motivo por el que surgió fue el de hacer magia. Durante mucho tiempo la magia en el cine se remitió al dominio cada vez mayor de trucos técnicos y, sólo desde hace muy poco, el cine, recordando su verdadera naturaleza, ha conseguido afianzarse en la magia con mayúsculas, es decir, el cine que es capaz de crear nuevas realidades, transformar la realidad o el cine de Otros Mundos Posibles… Me siento una privilegiada de haber nacido en esta espléndida y madura época del séptimo arte que, para mi, es el primero…

Respecto a Steven, te doy toda la razón: esta gran película de "un hombre maravillado", es una de las obras "Blancas" del cineasta, donde el niño Spielberg despliega su mejor veta. Una estela de la que todos podemos enriquecernos, muy lejana al sesgo conservador de otros filmes del autor que yo compilo bajo el lema "la sombra" de Spielberg, en los que todo su fantástico potencial como autor de ficción queda sumergido en las limitantes aguas del temor a lo desconocido. Tanto en “Poltergeist” (1982) o la saga entera de Indiana Jones, la moraleja manda dejar lo "extraño" tranquilo, perdido en medio de miles de cajas, como queda el Arca Sagrada en la última escena de la primera película de la saga de Indiana, y nunca, nunca, mirarlo directamente, si no queremos sufrir la devastación divina a lo Sodoma y Gomorra, la petrificación de Medusa, o la mismísima expulsión del Edén por quebrantar la prohibición de comer del Árbol de la Sabiduría… Es el Spielberg más judeocristiano… que con su temor al que no es "de los nuestros", fue co- constructor de la moralina conservadora propia de la sociedad capitalista norteamericana moderna.

Pero esto, como digo, no ocurre en Encuentros en la Tercera Fase, aquí Spielberg no deja al miedo campar a sus anchas, el hombre mira directamente a lo desconocido, y nos deja, para la posteridad, su cara maravillada…

E.

Rubén dijo...

Con mucha frecuencia, nos negamos a creer en lo evidente (y me refiero en sentido etimológico: lo que viene de la vista) por ir contra lo racional.
Quizá muchos crean que estoy loco por lo que voy a decir (si es que hay alguien que todavía piense que estoy cuerdo), pero siempre he pensado que el Racionalismo nos alejó de nuestra esencia animal, de nuestra tibia condición de seres humanos, y empezamos en ese instante a perder la capacidad de asombro ante nuestro mundo sensorial, de reflexión sobre lo imposible, de la búsqueda de lo desconocido.
Si hubiera habido un Racionalismo antes de un Renacimiento, no se habría descubierto América (esto es una exageración, obviamente), pero quizá no hubieran surgido esos aventureros deseosos de conocer el mundo que no existía, en lugar de clasificar el mundo que conocían.


Venga, ya podéis empezar a criticarme.

J. Antonio dijo...

Yo sólo quería añadir a lo dicho por mis compañeros que los extraterrestres son muy monos.

pepe dijo...

Claro que son monos. Nos contó pedro que en realidad eran niñas de un grupo infantil de ballet clásico.

Esther yo también he visto siempre esa doble vertiente del cine de spielberg pero siempre hacía una división cronológica. Nunca antes había visto la saga jones desde esa perspectiva. Y me parece un análisis interesante, aunque tengo que darle alguna vuelta más antes de adherirme del todo.

Bueno, luego sigo que estoy comentando desde el movil y es agotador!

J. Antonio dijo...

No estoy de acuerdo con la interpretación del final de En busca del arca perdida, puesto que quienes ocultan el arca son los militares y no es Indiana Jones que la pone lejos del alcance de la humanidad para salvarla ni nada de eso. Creo que no hay una etapa "roja" de Spielberg y otra conservadora. Siempre ha sido más bien conservador, pero cuenta las pelis muy bien.

Esther dijo...

Rubén... al final vas a ser antiplatónico!

Jose Antonio, rojo para nada (lo siento pero no estoy hablando de política... sino de psicología) pelis BLANCAS porque muestran la cara buena de ser un niño, la inocencia, la ilusión, y las otras porque muestran la sombra del "niño" que como arquetipo representa mucho a Spielberg.

Respecto a lo de Indiana, creo que quien oculta o no el arca es indiferente para el mensaje del que hablo.

Rubén dijo...

Esther, tengo un puntito Nietzschano que todavía estar por descubrir.

Hoy, precisamente han emitido E.T. por la 1. Película de Steven Spielberg, con música de John Williams, que trata de un extraterrestre majete, donde mucha gente se pasa la película con la boca abierta... ¿Casualidad?

Por los dioses, NO estoy haciendo una comparación entre "Encuentros en la Tercera Fase" y "E.T."

Pepe dijo...

Rubén, si no pretendes establecer una comparación, ¿por qué mencionarlo? Más cuando la comparación a la que pareces tener tanto miedo es a mi juicio bastante pertinente.

ET es otro gran ejemplo del Spielberg blanco que dice esther, e incluye otra vertiente que es la que dice José Antonio cuando se refiere a Indiana Jones: Son los círculos del poder los que pretenden ocultar la verdad, mantener el status quo, y los protagonistas los que desafían eso para ir más allá. En mi opinión, si Spielber fue el constructor de la moralina neocon de los USA, como dice Esther (y eso es más político que psicológico, no?) fue en otros títulos.

Anónimo dijo...

Pepe, me uno al sentir general: tu comentario logra su efecto, invita a revivir sensaciones.

Cuando vi la película en su día, a pesar de que iba bien dispuesto y de los más que notables poderes mágicos de Spielberg no pude terminar de aceptar toda aquella historia.. o quizás la acepté entonces y ahora la he Racionalizado. No sé si conocéis una novela de ciencia ficción (al fin y al cabo, en eso estamos) del desaparecido autor polaco Stanislav Lem, "Fiasco", para mí la mejor que se ha escrito del género (aunque no las he leído todas).

En "Fiasco", las cosas ocurren al revés: somos nosotros los que acudimos a la estrella beta de la imaginaria constelación de la Arpía debido a extrañas señales en la banda de radio que permiten suponer que en ese sistema hay vida inteligente y tecnológicamente avanzada. Cuando el "Eurídice" y su módulo de exploración "Hermes" llegan, los habitantes del quinto planeta, contrariamente a lo que la tripulación esperaba, parecen extrañamente reluctantes a todo tipo de contacto. Concluyen que la civización en la superficie del planeta vive una situación de "guerra fría", y todos los intentos forzados por establecer ese contacto, rechazados una y otra vez, terminarán en el mayor de los fiascos. Ese destino, tristemente, era tan ineluctable como en las tragedias griegas.

Me cae bien el extraterrestre sonriente de la película (sólo recuerdo a uno), pero me temo que lo primero que le preguntaríamos es que cuántos son y qué órdenes traen. ¿No se le ocurrirá tomar partido en el conflicto árabe-israelí? Cielo santo, sólo entrar en el GolFa ya es bastante difícil. A lo mejor, dadas las circunstancias, podríamos intentar venderles deuda...

"Encuentros..." me pareció un cuento de hadas incluso un poco ñoño, aunque como decía Kafka no existen cuentos de hadas incruentos: todos provienen de lo más profundo de la sangre y del miedo. En lugar de un Dios Padre, serán los extraterrestres los que bajarán del cielo como nuevo dios tecnológico y todo se arreglará. Hay que admitir que la magia de Spielberg le presta un brillo especial: me gustaría que elaboraras un poco más la cuestión de su evolución posterior, pero ya habrá oportunidad.

Víctor dijo...

El último anónimo soy yo, no estoy intentando que la culpa caiga sobre nadie más...

Pepe dijo...

Desde mi punto de vista, Spielberg simplemente se hizo mayor y demasiado consciente de su talento, y se vio con la necesidad de decir "cosas importantes". Por eso digo que sus películas se fueron cargando de gravedad. Yo siempre pongo como ejemplo Inteligencia Artificial, que me pareció todo lo tediosa, ñoña y pretenciosa que no me parece su primera época. También puede ser que sea yo el que ha ganado en escepticismo con los años, que todo es posible...en fin, no me gusta explayarme en los comentarios (como dice José Antonio, el autor debe dejar el debate a los lectores y no puntualizar ni explicar en demasía su escrito) así que lo dejaré aquí.

Como tú bien dices, seguro que habrá ocasión!